Los indices de pobreza y miseria extrema en Cúcuta siguen desbordados. Para nadie es un misterio que los cerros circundantes de nuestra capital están inundados de asentamientos humanos, o como se les llamaba en el pasado, barrios de invasión.
Descubrimos en lo más alto del barrio San Mateo Parte Alta, localizado en los cerros orientales de la capital, el nacimiento del que es posiblemente el asentamiento humano mas reciente en surgir en nuestros denominados cinturones de miseria. El sector fue bautizado por sus residentes como Nueva Esperanza.

Don Jorge Contreras, Presidente de la JAC del barrio San Mateo, fue testigo ocular de su aparición. «Hace dos años una familia venezolana levantó aquí el primer rancho, y de dos años para acá se han construido como 17 ranchitos más».
Mas que ranchos, son habitaciones construidas con lata, madera y barro. Son 18 familias migrantes venezolanas que huyeron del hambre y catástrofe social de su país y se establecieron sin ningún problema en este cerro oriental. «Yo pase el puente internacional embarazada hace año y medio. Lo bueno es que yo aquí no pago nada. Ni agua, ni luz ni nada. Nos colgamos del cable de la luz y del agua nos pegamos a un tubo del acueducto. Yo cuido la niña y mi mamá trabaja de recicladora», dijo Karledis Algaria, una de las casi 70 personas que viven en Nueva Esperanza.
Lo que mas preocupa a la Alcaldía de Cúcuta y los habitantes de San Mateo, es que de acuerdo con Planeación Municipal estos terrenos son del municipio y fueron declarados como zona de alto riesgo.
«Cuando llueve fuerte a este cerro siempre se le desprenden piedras y lodo. Estos son arcillas expansiva y no queremos que aquí ocurra una tragedia cuando caiga una avalancha», advirtió el líder comunal.
«A mi no me da miedo. Me daba miedo morirme de hambre en mi país. Queremos que la alcaldía nos reubique y nos de un terrenito y nosotros lo vamos pagando de a poco», manifestó July Durán, otra madre venezolana que se gana la vida lavando ropa en el barrio San Mateo.
Hace 5 meses funcionarios de la administración municipal llegaron por aquí por primera y última vez con una advertencia. July no olvida ese día. «Que si no nos íbamos nos desalojaban a la fuerza y nos deportaban. Pero gracias a Dios por aquí no volvieron nunca. Aquí vivimos tranquilos».
Jorge Contreras lanzó un s.o.s. «Será que tiene que ocurrir una tragedia acá con muertos para que la Alcaldía de Cúcuta se apersone de esta situación?».
El asentamiento humano Nueva Esperanza está literalmente al borde de un abismo. 50 metros abajo de estos 18 ranchos hay mas de 60 viviendas del barrio San Mateo.
Nueva Esperanza, otra crónica de una tragedia anunciada?