En un mundo donde las empresas no solo buscan maximizar sus ganancias, sino también contribuir al bienestar social y ambiental, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) emerge como un modelo corporativo de carácter esencial.
La reducción de la huella de carbono, la promoción de prácticas comerciales éticas, el apoyo a comunidades desfavorecidas y la transparencia financiera, no sólo impulsan las ganancias, sino que también forjan un camino hacia un futuro más sostenible y justo, por lo que es posible considerar la RSE como el medio para que las empresas sean verdaderos agentes de cambio.
“La RSE implica que las empresas no solo buscan beneficios económicos, sino que operan de manera integral para generar un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente”, afirma Javier Echeverri, presidente de ManpowerGroup Colombia, compañía líder en servicios innovadores de capital humano. “Se trata de un cambio de mentalidad, a partir del cual las organizaciones consideran sus acciones como una contribución al bienestar general de las personas y las comunidades, en lugar de solo un medio para obtener un beneficio económico. Al priorizar prácticas sostenibles y justas, las empresas pueden desencadenar un efecto dominó que beneficia a todos los actores de la sociedad”.
De acuerdo con el Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (Merco), medidor corporativo de referencia en Iberoamérica, el Grupo Bancolombia lideró el ranking de 2022 de las empresas colombianas con una agenda robusta ESG (gobierno ambiental, social y corporativo), seguido por el Grupo Nutresa, Crepes & Waffles, el Grupo Alpina y el Grupo Sura, completando el top 5 de las compañías colombianas con mejores resultados y políticas en este ámbito.
El ranking evalúa la reputación de las compañías en términos de los criterios relacionados con el gobierno ambiental, social y corporativo, a través de la recopilación y análisis de 69.574 encuestas provenientes de 24 fuentes de información empresarial. El proceso tiene en cuenta las opiniones de miembros del Comité de Dirección de 1944 empresas, expertos en RSE, representantes de ONG’s, asociaciones de consumidores y periodistas especializados, entre otros, conformando así una evaluación integral y robusta del panorama reputacional corporativo en Colombia.
En el horizonte de 2023, la sostenibilidad continúa consolidándose como una oportunidad empresarial innegable. Los datos de un reporte realizado por el medio especializado Compromiso RSE ponen en evidencia que un contundente 79% de las empresas a nivel global ya reconocen las ventajas competitivas que se despliegan a partir de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Asimismo, es notable que el 49% de ellas reporta un impacto positivo en sus resultados económicos gracias a la integración de la sostenibilidad y de acciones que apuntan a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU.
Estos objetivos son un llamado global para abordar los desafíos más apremiantes que enfrenta nuestro mundo, desde la pobreza y la desigualdad hasta el cambio climático y la destrucción ambiental. La RSE en este escenario es un puente que conecta los esfuerzos empresariales con la consecución de estos objetivos.
Mediante este compromiso, las empresas se convierten en participantes activos en la construcción de una sociedad mejor, creando un impacto positivo y sostenible en múltiples frentes.
En primer lugar, al forjar una conexión entre empresas y sociedad, la Responsabilidad Social Empresarial trasciende esa simple noción de la búsqueda de un lucro económico. Es un enfoque que exige a las empresas ser conscientes de su impacto en todos los ámbitos de la sociedad: lo económico, social y medioambiental.
Así las cosas, a partir del ODS #1 (Erradicación de la Pobreza) y el ODS #8 (Trabajo Decente y Crecimiento Económico), la RSE puede ayudar a las empresas a generar empleo, mejorar las condiciones de trabajo y promover prácticas de compra éticas, contribuyendo así a reducir la pobreza y la desigualdad. Por otra parte, este compromiso impulsa la creación de empleo sostenible, la promoción de condiciones laborales justas y la inversión en comunidades locales para fomentar el crecimiento económico inclusivo.
Javier Echeverri comenta que «la verdadera grandeza empresarial no se mide solo en números, sino en el impacto duradero que dejamos en la sociedad y el planeta. La Responsabilidad Social Empresarial nos recuerda que cada empleado es un arquitecto del cambio, con un enorme potencial para aportar en la construcción de empresas que trasciendan los límites de la rentabilidad para abrazar la responsabilidad y la inclusión».
Ir más allá de los beneficios tangibles hoy en día no solo se trata de mejorar la imagen de marca: es un compromiso profundo con la construcción de un mundo mejor. Así, por ejemplo, el cumplimiento de objetivos como el ODS #7 (Energía Accesible y No Contaminante) y el ODS #13 (Acción por el Clima), permite a los empleados y colaboradores tomar un papel protagónico y apropiarse de su impacto en el medio ambiente, concientizando la adopción de prácticas de reducción de emisiones y promoviendo la sostenibilidad ambiental desde dentro de las organizaciones.
Las empresas que adoptan e innovan en sus campañas y estrategias de RSE a menudo encuentran que sus colaboradores están más comprometidos y orgullosos de trabajar en organizaciones que se preocupan por la sociedad y el medio ambiente. Esto crea una cultura empresarial más inclusiva y motivada.
«En cada colaborador yace el potencial de transformar la Responsabilidad Social Empresarial en una fuerza motriz”, asegura Echeverri. “Son ellos quienes, al abrazar los valores de sostenibilidad y equidad, tejen la esencia misma de una empresa que no solo busca beneficios, sino que también busca contribuir con un tejido social más fuerte y una ecología más resiliente».
Las empresas que han adoptado programas de RSE a menudo han alcanzado un nivel de éxito que les permite no solo contribuir a la sociedad, sino también establecer estándares éticos para su industria. A medida que crece su visibilidad y éxito, su responsabilidad también se amplía, convirtiéndose en un ejemplo para sus competidores y fomentando una competencia ética.
Otro tema clave en esa intersección dinámica de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es todo lo que tiene que ver con la inclusión social, la diversidad y la igualdad de género.
El ODS 5 (Igualdad de Género), ODS 10 (Reducción de las Desigualdades) y el ODS 16 (Paz, Justicia e Instituciones Sólidas), establecen un llamado universal a la acción, dirigiendo la mirada hacia la erradicación de la discriminación, la construcción de sociedades inclusivas y la promoción de sistemas judiciales transparentes.
Empoderar a las mujeres en la toma de decisiones, reducir las disparidades económicas y promover la igualdad de oportunidades son imperativos que la RSE puede contribuir a alcanzar. Bajo este enfoque, las empresas pueden crear comités especializados que se centren en garantizar la equidad de género y la diversidad, con objetivos específicos y medibles, ofreciendo a la vez formación a los líderes de la empresa para que puedan dirigir equipos diversos de manera efectiva y fomentar una cultura inclusiva.
«En el camino hacia una empresa más inclusiva y equitativa, reconocemos que la igualdad de género y la reducción de desigualdades son cimientos indispensables. La diversidad no solo enriquece nuestros equipos, sino que también fomenta la innovación y el pensamiento creativo. Es fundamental trabajar por eliminar las barreras que obstaculizan el crecimiento y el desarrollo, asegurando que cada empleado, independientemente de su género u origen, tenga igualdad de oportunidades para prosperar y aportar al éxito de la organización y la sociedad en su conjunto,» concluye Echeverri.
La RSE debe asimilarse como un compromiso y no solo una etiqueta. Para que una empresa sea socialmente responsable, debe mirar más allá de las ganancias y considerar cómo sus acciones afectan a sus accionistas, a la sociedad y al planeta.
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