Según el Informe de Análisis de la Inversión Extranjera Directa de OBS Business School, la IED global registró una caída del 8% en 2024, afectada por factores como el alza de tasas de interés, tensiones geopolíticas y desaceleración económica. Colombia no fue ajena a esta tendencia: el Banco de la República reportó una disminución del 15.2% en la IED respecto al año anterior, con ingresos de USD 14,234 millones, frente a los USD 16,700 millones de 2023.
El descenso está asociado principalmente a la contracción de las inversiones en minería y energía, históricamente motores clave del capital extranjero en el país. No obstante, los sectores no extractivos muestran señales positivas: recibieron el 75% de la IED, con un crecimiento del 3.4% y un valor agregado más alto.
Sectores en crecimiento:
- Servicios financieros y empresariales: USD 4,395 millones.
- Industria manufacturera: USD 1,974 millones.
- Turismo, comercio y hoteles: USD 1,814 millones.
“La inversión extranjera evoluciona hacia sectores con mayor valor agregado, menos dependientes de recursos naturales y más ligados a la tecnología y sostenibilidad”, afirma Jaime Martínez Tascón, profesor de OBS Business School.
Colombia y la nueva competencia regional
América Latina enfrenta sus propios retos en este campo. La inestabilidad política, la inflación y la disminución de inversión en recursos naturales impactan negativamente el panorama. Colombia deberá competir con otras economías emergentes que ofrecen incentivos fiscales, marcos jurídicos estables y ecosistemas tecnológicos consolidados.
Martínez Tascón advierte que, aunque la región enfrenta incertidumbre, sectores como energías renovables, automatización, big data y IA concentran el interés de los inversionistas. En este sentido, Colombia tiene una oportunidad única para posicionarse como destino de IED orientada a la transformación digital y la sostenibilidad.
“El éxito dependerá de la capacidad de cada región para crear un entorno favorable que combine estabilidad política, incentivos económicos y visión estratégica”, destaca el académico.
Hacia un modelo sostenible y tecnológico
El futuro de la inversión extranjera en Colombia podría estar en sectores como el hidrógeno verde, la eficiencia energética y la digitalización, elementos alineados con las megatendencias globales. Aunque los flujos disminuyeron en 2024, el país tiene margen para reconfigurar su oferta de valor y atraer capital hacia industrias más sostenibles, resilientes e innovadoras.
En un escenario mundial cambiante, Colombia aún puede consolidarse como destino confiable si fortalece su seguridad jurídica, impulsa reformas pro-inversión y prioriza sectores que promuevan el desarrollo económico y tecnológico a largo plazo.
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