La tosferina, una enfermedad respiratoria infecciosa que parecía controlada, está resurgiendo con fuerza en Colombia y otras partes de América Latina. En lo que va del año, el Instituto Nacional de Salud ha reportado 1.295 casos acumulados, de los cuales 242 han sido confirmados por laboratorio. La mayoría de los casos afectan a menores de cinco años, con Bogotá, Cundinamarca, Antioquia y Valle del Cauca como los departamentos con mayor incidencia.
Según la Comisión Global de Salud Pública de Keralty, este rebrote debe ser interpretado como un serio llamado de atención sobre las brechas existentes en la cobertura de vacunación y en la capacidad diagnóstica del personal de salud.
“La tosferina no debe subestimarse. Si no la sospechamos, no la detectamos. Es urgente que los profesionales de la salud estemos preparados para reconocer sus signos clínicos, actuar con rapidez y educar a las familias”, indicó la doctora Sandra Beltrán, infectóloga pediatra de Clínica Colsanitas.
Vacunación, el escudo más efectivo
A pesar de ser prevenible, la tosferina sigue causando complicaciones graves, especialmente en menores de un año, donde puede derivar en neumonía, crisis convulsivas o incluso la muerte. La herramienta más poderosa sigue siendo la vacunación. Sin embargo, la cobertura de la vacuna DTP (difteria, tétanos y tosferina) se mantuvo en 2023 por debajo del umbral de seguridad del 95 % recomendado por la OPS: solo el 84 % a nivel mundial y el 88 % en América.
Esta baja cobertura deja expuestos no solo a niños, sino también a mujeres embarazadas, adultos mayores y personas con sistemas inmunológicos comprometidos. En este contexto, el Ministerio de Salud ha reiterado la importancia de completar los esquemas de vacunación en los tiempos recomendados, incluyendo las dosis de refuerzo.
Un reto clínico y económico
Detectar la tosferina a tiempo continúa siendo un reto en Colombia. Su sintomatología se confunde con infecciones virales comunes, lo que retrasa el inicio del tratamiento y multiplica el riesgo de contagio. Según datos de Keralty, menos del 30 % de los casos en niños se detectan a tiempo.
Además de las complicaciones médicas, la tosferina impone una carga económica significativa al sistema de salud. Las hospitalizaciones por esta enfermedad pueden superar los USD 8.000 por paciente, particularmente en casos graves que requieren cuidados intensivos.
Keralty insiste en prevención basada en evidencia
Desde la Comisión Global de Salud Pública de Keralty se insiste en que la vigilancia activa, el diagnóstico temprano y la vacunación oportuna son pilares fundamentales para contener la enfermedad y proteger a los grupos más vulnerables. La entidad también recomienda intensificar las campañas educativas en comunidades, centros de salud y medios de comunicación.
“La prevención comienza con la vacunación. Pero también requiere formación médica continua y conciencia ciudadana. La tosferina no es del pasado. Está entre nosotros, y debemos actuar juntos”, concluyó la doctora Beltrán.
Con el aumento de casos, Colombia enfrenta un nuevo desafío en salud pública. La historia ha demostrado que la vacunación salva vidas. Esta vez, la evidencia no deja lugar a dudas: prevenir es mejor que lamentar.
Discussion about this post