El cáncer infantil es una de las enfermedades más complicadas de manejar, la incertidumbre y el miedo que genera tiene muchas repercusiones en la salud mental de los niños, familiares e incluso en la de los médicos tratantes. Por lo anterior nace la Psicooncología, una especialización que se encarga de acompañar la salud mental de todos los implicados.
“El tratamiento del cáncer debe estar articulado transversalmente por el acompañamiento psicológico, independientemente de la edad o el tipo de paciente. Ante la urgencia de la enfermedad, estos aspectos suelen quedar relegados sin considerar el alto impacto que tienen. Mantener un buen ánimo es primordial para poder afrontar esta enfermedad que, tan solo en el 2021, tuvo 1.610 diagnosticados menores de 19 años, según cifras del Instituto Nacional de Salud”, precisa el Dr. Javier Quintero, docente de la especialización en Psicooncología en la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud – FUCS.
Enfrentarse a un cáncer tiene tres momentos importantes dentro del seguimiento psicooncológico: detección, tratamiento y postratamiento, esta última con la culminación del proceso y/o cuidados paliativos. “Es muy diferente lo que siente un paciente al momento de ser diagnosticado que al empezar tratamientos paliativos: el primero vive un mundo de incertidumbre y oportunidades, mientras el segundo entra a un proceso de luto, duelo anticipado o miedo”, agregó el Dr. Javier Quintero.
En Latinoamérica y el caribe, se estima que al menos 29.000 menores de 19 años, resultarán afectados por el cáncer anualmente y que cerca de 10.000 fallecerán a causa de esta enfermedad (OPS). El abandono de la terapia oncológica es una de las principales causas de muerte por cáncer que puede ser evitada. La aceptación del tratamiento y de la enfermedad son parte del trabajo que la psicooncología trabaja para que tanto los padres como los niños comprendan su importancia, pues el malestar que genera el proceso médico despierta muchos temores.
“Como psicooncólogos también nos enfocamos en la comunicación médico-paciente que, aunque debe ser directa y profesional, se necesita hacer de la forma adecuada para no afectar la aceptación y afrontamiento de la enfermedad. Adicionalmente, es relevante realizar un seguimiento psicológico a los médicos tratantes del equipo”, concluye el Dr. Javier Quintero.