Llevar un mensaje por la vida es desde hace dos años la tarea diaria de un grupo de estudiantes del programa de Psicología de la Universidad Simón Bolívar, quienes se hacen llamar Decodificadores del Silencio. Su misión, principalmente, es ayudar a los afligidos.
No se consideran superhéroes, no usan capa ni antifaz, como los de los cómics, pero batallan directamente contra todos los sentimientos negativos que afectan a una persona; además, están dispuestos a ayudar a salvar la vida de aquellos, que basados en sus estados de ánimo, ya no le encuentran razón a su existencia.
Decodificadores del Silencio es un proyecto de la Universidad Simón Bolívar para prevenir el suicidio. Una actividad en la que, desde la psicología positiva, se desarrolla un enfoque hacia el amor por la vida. Los encuentros redundan en resaltar la importancia de la existencia de cada ser y encontrar el camino a través de la felicidad.
Para los integrantes de este equipo, cada acción humana debería servir al prójimo; ese don de servicio lo saben agradecer quienes están pasando dificultades y han tenido la idea de que vivir ya no vale la pena.
La psicóloga y profesora de la Universidad Simón Bolívar, Zuleima Esther Bitar Yidi, es la fundadora y mentora de esta iniciativa y, además, es a quien recurren los decodificadores cuando se presentan emergencias.
Según Bitar Yidi, se trata de un tema demasiado sensible, tanto así, que los estudiantes decodificadores deben cumplir requisitos tales como obtener un buen desempeño académico y altos valores humanos, pero, sobre todo, esfuerzo y entrega, no es para menos, puesto que lo que está de por medio es la vida de alguien.
Debido a la pandemia, este talentoso equipo desarrolló un mensaje virtual con el lema “Pégate a la vida”, actividad que antes se desarrollaba presencialmente, pero que ahora se implementa a través de foros y chats, entregando mensajes con profundos valores éticos y morales.
“Los sábados nos capacitamos de manera virtual en primeros auxilios psicológicos y aprovechamos para planificar campañas de promoción de salud mental con el fin de psicoeducarnos”, sostuvo Tatiana Bermúdez Mantilla, integrante del equipo.
Para los decodificadores, salvar una vida, además de ser un acto loable, es un acto sincero, de amor y es por ello que según Bitar Yidi, la preparación merece exigencia, dado que el trabajo está en descifrar aquellos mensajes que los afligidos, aunque intentan comunicar, no pueden expresar con palabras.
Este comportamiento suicida deviene de diversas causas. No obstante, explica la profesional de la Unisimón, tiene un componente clínico: “cuando una persona intenta quitarse la vida no está biológicamente equilibrada. Los neurotransmisores, que son químicos que regulan las funciones del cerebro, están desequilibrados”.
Asimismo, los niveles de serotonina, dopamina y oxitocina se disminuyen y se genera la depresión. Existen dos tipos de depresión: la depresión menor que generalmente es atendida por los psicólogos a través de psicoterapia y la depresión mayor que debe tener una atención psiquiátrica, porque requiere de un tratamiento farmacológico para regular la bioquímica que está alterada, añadió Bitar Yidi.
Según lo anterior, quienes hacen estos intentos suicidas requieren de atención médica; frente a ello, este equipo de jóvenes sigue un protocolo específico para que desde la psicología se diagnostique y se trate de manera preventiva. “Si llegamos a estar en el momento crucial en el que alguien opta por quitarse la vida, cada decodificador conoce cómo abordar esas emociones y si identifican que es un caso extremo de peligro, ahí estoy yo como profesional para intervenir. Los jóvenes decodifican el silencio del otro, porque aunque no lo creamos, el otro grita, envía señales que muchos no entienden y nosotros nos preparamos para poderlas descifrar”, indicó la psicóloga.
Bitar Yidi también resaltó que “uno de los mayores temores para el grupo fue que en medio de la pandemia aumentaran los intentos suicidas, pero de acuerdo con los organizadores del Congreso Internacional de Prevención del Suicidio “Sinergia por la vida” hemos tenido resultados positivos”.
En el boletín epidemiológico semanal del Instituto Nacional de Salud (INS), aunque durante en el año 2020 el intento de suicidio presentó tendencia al aumento, una particular situación se evidenció a partir de la semana epidemiológica 12, lo cual coincide con la medida de aislamiento preventivo por COVID-19 en todo el territorio, cuando hubo un descenso abrupto en la tasa de incidencia nacional.
En el 76,9% de las entidades territoriales, entre ellas Norte de Santander, se presentó disminución en la tasa de incidencia por 100.000 habitantes a la semana epidemiológica 16 de 2020 con respecto al año anterior; únicamente Bogotá, Buenaventura, Bolívar, Caldas, Chocó, Guainía, Guaviare, Valle y Vaupés presentaron aumento. Las tasas más altas en 2020 se registraron en Caldas (33,1) y Risaralda (32,1) de manera similar al año anterior (32,7 y 40,2 respectivamente), señaló el INS.
¿Qué hacen los decodificadores en casos de emergencia?
Una de las reglas de oro es agudizar la escucha. Un minuto por la vida puede salvar la vida de otro. “El significado de esta frase, pienso que de alguna manera, hace sentir a la persona que está pasando esa situación que su dolor es verdadero, que su sufrimiento está ahí y que nosotros tal vez no podamos darle una solución inmediata pero sí las herramientas y de esta manera, brindarle una orientación precisa a través de un profesional”, dijo la psicóloga en formación Sara Isabel Sánchez Molina.
Luddy Yanet Cárdenas, otra decodificadora, señala que ha detectado casos gracias a la interpretación de algunos hechos tales como la irritabilidad, la pérdida del sueño, la tristeza o la desmotivación, características que influyen dependiendo de distintos factores.
Dulce Viviana Hernández, expresó que el bajo rendimiento en el trabajo o en las notas, si se trata de un estudiante, puede ser otro indicador. Por eso llama la atención que estos aspectos no sean percibidos por la familia, amigos o personas cercanas.
Por su parte, Luddy Cárdenas García, dijo que la vida está llena de alegrías y de tristezas; por eso es muy importante hablarle claro y directo a la persona que quiere hacerse daño. Pero cuando el peligro es inminente, debe ser atendido por un profesional de la psicología. “Se puede hablar directo, dependiendo del paciente. Debemos preguntarle por qué y cómo lo haría, luego le diría que visualice qué pasaría si lo hiciere, porque el resto de la humanidad sigue igual, pero su familia será la que sufrirá”, sostuvo.
Según María Camila Quintero, es importante evitar minimizar a la otra persona, como tampoco minimizar la ayuda que se puede dar. A su vez, Blanca Elizabeth Puerta, consideró que todos debemos ser observadores de nuestros semejantes porque así multiplicamos la importancia de amar la vida.