Hace 27 años nació en una universidad finlandesa uno de los motores tecnológicos más importantes de los últimos tiempos. El estudiante Linus Torvals, de 23 años, desarrolló lo que fue la primera versión de Linux, el sistema operativo que año tras año fue modificándose gracias a su esencia de “código abierto” y el trabajo en comunidad hasta llegar a ser hoy el combustible de millones de iniciativas empresariales en cada rincón del mundo.
Veintitrés años antes de que fuera creado Linux, una computadora depositó a dos hombres en la luna. La carrera espacial – en ese entonces disputada por dos de las naciones más poderosas del planeta (Rusia y Estados Unidos) – se ganó con una fracción del poder de procesamiento que hoy tiene cualquier teléfono móvil. La NASA lo logró cuando Neil Armstrong y Buzz Aldrin se posaron en la superficie de la luna y regresaron.
Para traspasar los límites conocidos de la humanidad, la exploración espacial necesitó una ola de innovación, desde avances en Tecnología Informática hasta trajes espaciales. Sin embargo, hoy la ambición de las organizaciones de TI está dentro del planeta con la creación de aplicaciones cada vez más rápidas, el aprovechamiento del tiempo en un 100% y la identificación de las necesidades de los usuarios antes de que ellos mismos las sepan.
Esto exige una ola de innovación, como sucedió con la NASA, y “un combustible lo suficientemente potente como para sobrepasar los límites de las TI: y ese combustible es el sistema operativo Linux”, según Jaime Bejarano, el gerente de Red Hat para Colombia, la compañía líder en el desarrollo de software empresarial de código abierto.
Durante más de dos décadas, Red Hat ha considerado a Linux como el manantial de la innovación que con su sistema operativo ‘open source’ deja una huella indeleble en cada uno de los espacios de las TI. Desde los contenedores de Linux y Kubernetes hasta OpenStack y el esqueleto de la nube pública, Linux es la raíz de la invención en TI.
Dicho sin rodeos, por casi 30 años Linux ha sido la TI empresarial por excelencia que involucra su sistema en casi todas las implementaciones informáticas modernas y proporciona un punto de partida para la innovación en toda la comunidad ‘open source’. Linux es el potente combustible de la innovación; sin él, la TI empresarial no va a ningún lado.
Viéndolo sobre la premisa espacial, “si Linux es el combustible entonces la nube híbrida es la nave espacial”, ilustra Bejarano quien además explica que “sin Linux no existiría la nube híbrida como hoy la conocemos”. “Linux ha impulsado decenas de iniciativas en todas las verticales en Latinoamérica, una región en la que hemos identificado un potencial especial”, agrega.
Linux hoy en día ayuda a las organizaciones de TI a alinear sus actuales inversiones en servidores, virtualización y aplicaciones tradicionales con un futuro basado en la nube. Por ejemplo, Kubernetes, diseñado a partir de Linux, ofrece la plataforma que unifica la TI en toda la nube híbrida (pública y privada), facilitando que las organizaciones creen cualquier cosa, en cualquier momento y lugar.
En su cumpleaños número 27, Linux puede considerarse un caballito de batalla que calladamente mantiene las luces encendidas en los centros de datos de todos los rincones del mundo. Hace funcionar dispositivos conectados, desde el termostato de su hogar hasta su teléfono, mientras potencia los supercomputadores más veloces del mundo. Es el estándar del centro de datos empresarial pero en realidad es mucho más que eso.
Es cierto que Linux necesita seguir dando soporte a las cargas de trabajo de producción. Pero también debería ayudar a que la innovación prolifere. Eso es para lo cual fue diseñado Red Hat Enterprise Linux 8, la más reciente generación de la plataforma Linux empresarial líder del mundo.
Red Hat Enterprise Linux 8, que según un reciente informe de IDC ha presentado un comportamiento de crecimiento constante frente a las demás versiones, infunde inteligencia al alma del sistema operativo ayudando a los equipos de TI a detectar problemas antes de que ocurran y a conocer en profundidad el estado de sus implementaciones.
Asimismo, el sistema operativo de Linux permite manejar gran cantidad de datos con márgenes de error mínimos, da seguridad en la medida en que cada parte que lo conforma tiene la capacidad de ser auditada, monitoreada y protegida, y brinda herramientas que ayudan a aislar, vigilar, reportar y corregir los problemas en este rubro.