En Colombia, más de 134.000 personas viven con VIH, según datos del Fondo Colombiano de Enfermedades de Alto Costo. La mayoría son hombres entre los 25 y 34 años, que están en edad fértil; muchos de ellos quieren ser padres, pero temen que el virus pueda ser transmitido durante el embarazo.
En 2021, fueron diagnosticadas cerca de 10.000 personas con el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH) y aunque la cifra es menor en comparación a 2020, son cada vez más las personas que viven con el diagnóstico.
Esta semana se conmemora la lucha el Día Mundial contra el VIH-Sida, por eso le contamos la técnica que ayuda a limpiar el semen para prevenir una posible transmisión durante el embarazo.
La Dra. Paula López, embrióloga de Profamilia Fertilidad, explica en qué consiste el lavado seminal, una técnica que permite aislar el virus para que los espermatozoides estén limpios y de esta forma no se transmita en el embarazo: “Para limpiar una muestra de semen y usarla en alguna técnica de reproducción asistida, la persona debe tener una carga viral baja (inferior a 500.000 copias) y quien recibirá la muestra no debe estar infectada”.
Este procedimiento permite separar el virus del semen y usarlo de forma segura para que se dé el embarazo. Antes de utilizar esos espermatozoides, se verifica que la muestra esté limpia, a través de la medición de carga viral luego del lavado, y la muestra se congela, una vez se obtiene el resultado y este es negativo, se puede usar en cualquier técnica de reproducción asistida.
“Una vez los estudios muestran que la carga viral es baja, se realizan una serie de lavados a la muestra de semen entregada; luego se hace una capacitación, es decir, se preparan los espermatozoides para que puedan fecundar el óvulo, a través una técnica llamada “gradientes de densidad”, que consiste en separar los espermatozoides de las partículas virales para que no se transmita el VIH”.
Cuando se logra eliminar las partículas virales, el plasma seminal y las células que puedan ser portadoras del VIH, hay dos caminos: el primero es una inseminación artificial, es decir, un especialista introduce los espermatozoides a través de un delgado catéter en el útero; y el segundo es una fertilización in vitro, que es la fecundación (la unión del espermatozoide con el óvulo) que se hace en el laboratorio.
El proceso también puede realizarse en pacientes con Hepatitis B o C. Un lavado seminal da la oportunidad a las personas que viven con VIH y otras Infecciones de Transmisión Sexual, de ser padres biológicos sin que sus hijos o hijas sean infectados durante el embarazo.
Ser intransmisible, el otro camino
Sin embargo, para las personas diagnosticadas con VIH que han logrado tener tratamientos oportunos con antirretrovirales y consiguen convertirse en pacientes intrasmisibles, es decir, con una carga viral indetectable, la posibilidad de ser padres biológicos con un embarazo natural aumenta.
En el caso de estas parejas, conocidas como serodiscordantes -es decir, en la que uno de los miembros tiene VIH y el otro no-, la persona que tiene el virus no puede transmitírselo a la otra, por lo que no hay riesgo de que durante el embarazo haya infección.
En el caso de que la persona embarazada sea quien vive con VIH, la carga viral es igual de importante, ya que si es indetectable es intransmisible al feto. En ambos casos, es imprescindible que la carga viral baja – o sea la cantidad de copias del virus en el cuerpo- permanezca así por lo menos seis meses antes de empezar a buscar el embarazo.
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