La Federación Colombiana de Enfermedades Raras, FECOER, expresa su profunda indignación por las recientes declaraciones del director del Invima, Francisco Rossi, quien afirmó que la demora en la aprobación de medicamentos innovadores en Colombia se debe a que ‘son muy caros’. Por tanto, FECOER hace un llamado urgente a la entidad a no extralimitarse en sus funciones al considerar criterios de precios en la aprobación de medicamentos y no criterios de seguridad y eficacia, como corresponde.
Actualmente, tan solo el 10 % de las enfermedades huérfanas cuenta con una alternativa terapéutica disponible, de allí la necesidad de que el Invima gestione oportunamente alternativas que garanticen acceso en lugar de implementar estrategias de contención del gasto que dejan a miles de personas en situación de incertidumbre y desesperanza.
“No podemos permitir que el análisis de precios, que es competencia de otras entidades, frene la llegada de medicamentos esenciales a quienes más los necesitan. Esta medida atenta directamente contra el derecho fundamental a la salud de pacientes que han sido declarados sujetos de especial protección”, afirmó Diego Gil, director de FECOER.
Además de la demora en los trámites a cargo de la autoridad regulatoria, FECOER cuestiona si la no asignación de recursos y giros relacionados con Presupuestos Máximos también responde a la misma estrategia del Gobierno, pues la deuda persiste y se deteriora cada vez más la prestación del servicio.
La afirmación del director de que la innovación es una carga para los sistemas de salud desconoce, a todas luces, que el acceso oportuno a tratamientos seguros y eficaces no solo mejora la calidad de vida de los pacientes y su entorno, sino que también impacta en la sostenibilidad del sistema a largo plazo. Un paciente que requiere la atención adecuada requiere menos servicios de salud, menos acceso a especialistas y en la medida en la que su estado de salud esté controlado se reducen los tiempos de hospitalización, entre otros.
“Es inhumano que pacientes que ya enfrentan una carga en salud física, mental y emocional por su enfermedad, tengan que lidiar con incertidumbre por el no acceso. Estamos dando un salto al vacío y retrocediendo 30 años como sistema. La salud de miles de colombianos está en juego”, concluyó Diego Gil.