- Errney Patiño, técnico cacaocultor, habitante de la Vereda Miralindo del municipio de Landázuri, Santander.
La Federación Nacional de Cacaoteros – FEDECACAO impulsa por intermedio de proyectos socioeconómicos el desarrollo de la paz en Colombia. De esta manera, le apuesta a la transformación económica en los territorios que fueron vulnerados en el pasado por la violencia a causa del impacto de grupos al margen de la ley.
Estas iniciativas también harán parte de la cuarta edición Chocoshow, evento que se desarrollará entre el 25 y 27 de noviembre en Corferias, y en la que los asistentes podrán encontrar de primera mano historias de vida como la de Erney Patiño, un joven que le dio un viraje a su vida, pasando de ser raspachín a cacaocultor.
Un nuevo cacaocultor
Presionado por la presencia de actores armados, Erney, habitante de la vereda Miralindo en el municipio de Landázuri (Santander), inició desde los 15 años en labores de raspachín en cultivos ilícitos. Desde temprana edad, sus labores se repartían entre cortar las hojas de la planta de coca con sus manos, para posteriormente trasladarla a los laboratorios donde era procesada.
Vislumbrado por el dinero, maniatado por falsas ideologías y amenazas, Erney entregó parte de su juventud a esta labor, llegando así hasta los 24 años de edad, cuando por iniciativa propia y la tranquilidad de su familia, tomó la decisión de dejar estar pesada cruz para darle un cambio a su vida.
“Yo pensaba que con el dinero fácil se lograba tener buenas cosas, para divertirse y pasarla bueno, pero después reflexioné frente al daño que le estaba haciendo a mi país por el trabajo que hacía, y decidí acabar completamente esa labor” sostiene Erney.
En esa transición de vida de Erney, en el año 2011 llegó un proyecto de FEDECACAO y el Ministerio de Agricultura, apostándole al desarrollo social del municipio de Landázuri por intermedio del cultivo de cacao, el cual fue un giro de 180 grados para el joven quien encontró un nuevo camino en el proyecto productivo.
De la mano de FEDECACAO, el joven recibió capacitación académica y se vinculó a un proyecto productivo, llegando a consolidarse como técnico cacaocultor, hecho que permitió, gracias a su ardua labor, la posterior vinculación al Fondo Nacional del Cacao, donde logró estabilidad económica para él y su familia, ratificando la recompensa del trabajo honrado de la mano del cacao.
