Al momento de ir a tomarse un café pueden pasar demasiadas cosas en muy poco tiempo. Las personas llegan al café, sacan su billetera, hacen el pedido y entregan el dinero o su tarjeta, ya sea débito o crédito. Al mismo tiempo, el cajero toma la orden, entrega el cambio o les acerca el datafono, el cliente toma su dinero o simplemente su factura, generalmente se enreda con tantas cosas en las manos y finalmente, vuelve a guardar su billetera en el bolsillo.
Las billeteras digitales buscan cambiar estos paradigmas y hacer de los pagos algo rápido, fácil, confiable y lo más importante, seguro. Este desarrollo tecnológico hace que las personas no necesiten más de 20 segundos para comprar un café, un televisor, un libro o un computador; las filas desaparecen y lo único en lo que se gasta tiempo es en pensar qué se quiere pagar.
En Colombia, de acuerdo con eMarketer, la adopción de las billeteras digitales por parte de la población alcanza el 19%, seguido por Brasil con 13%, México 10%, Chile 9% y Perú 7%. En el país, 20,9 millones de personas tienen un smartphone y del total de personas bancarizadas, 11,7% tienen un celular con tecnología para realizar pagos digitales. De igual manera, el 34,5% de tarjetahabientes prefiere usar su celular para realizar un pago en comparación con el 54,1% que utiliza sus tarjetas directamente[1].
Para Daniel Acosta, Vicepresidente de Costumer Delivery para Colombia y Ecuador de Mastercard, “en Colombia se ha trabajado con las diferentes entidades financieras para desarrollar e implementar un ecosistema óptimo para el uso de las billeteras. Vienen nuevas tecnologías que permitirán a los consumidores tener la billetera digital ideal. Es decir, aquella que no quita tiempo para pagar, es fácil de manejar y brinda la seguridad que no ofrece el efectivo. Actualmente trabajamos para mostrarle a las personas cómo estas nuevas tecnologías pueden transformar sus experiencias de pago”.
En efecto, una de cada tres transacciones en el mundo, dentro de un abanico de millones de transacciones, es rechazada por los bancos por sospecha de fraude. Esto afecta a todos los jugadores del sistema. A los clientes porque no pueden realizar sus compras, a los comercios porque dejan de vender, a los bancos porque no pueden mover el dinero y a la economía de los países, porque entorpece todo el sistema.
Se estima que para el año 2019, 71,7% de los colombianos tendrán acceso a un smartphone, por encima del promedio de América Latina que alcanza el 66,8%[2]. Tendrán acceso entonces a una amplia selección de billeteras digitales que solucionan estos problemas, al tiempo que buscan cambiar la forma en la que viven las personas y mejorar sus experiencias de pago.