El reciente apagón que dejó sin electricidad a más de 50 millones de personas en España, Portugal y zonas de Francia ha despertado alertas globales sobre la necesidad de contar con sistemas energéticos más resilientes. La falla paralizó trenes, redes de comunicación y servicios financieros, generando pérdidas por más de 1.600 millones de euros y recordando que la estabilidad energética no puede dejarse al azar.
Mientras Europa evalúa las causas del colapso, Colombia demuestra estar mejor preparada. Empresas como Klik Energy ya implementan mecanismos innovadores para prevenir este tipo de crisis mediante la participación activa de los consumidores en la gestión del consumo eléctrico.
“Cuando ya ocurre el apagón, la demanda no puede hacer nada. Es antes cuando debemos actuar”, afirma Esteban Quintana, CEO de Klik Energy.
Colombia: un modelo proactivo en gestión de la demanda
Gracias al respaldo de la regulación energética colombiana, mecanismos como la Demanda Desconectable Voluntaria (DDV) y la Respuesta a la Demanda (RD) permiten reducir estratégicamente el consumo energético, generar ingresos y evitar sobrecargas en el sistema.
Estas herramientas, promovidas por Klik Energy, permiten:
- Reducción controlada del consumo eléctrico sin afectar la operación empresarial.
- Monitoreo 24/7 con plataformas tecnológicas.
- Análisis de datos para planificar reducciones eficientes.
- Aportes significativos al equilibrio entre oferta y demanda.
En 2024, durante la amenaza de desabastecimiento por el fenómeno de El Niño, Klik Energy gestionó el 14% de la energía total del programa transitorio de la CREG, demostrando la eficacia de su modelo.
La demanda como protagonista del sistema eléctrico
Más allá de las acciones individuales como apagar luces o usar tecnología eficiente, la verdadera transformación energética se logra con herramientas estructurales. La gestión de la demanda convierte a los consumidores en actores estratégicos del sistema eléctrico, ayudando a prevenir colapsos y aportando a un modelo más flexible, sostenible y resiliente.
“La tecnología, los datos y la inteligencia energética ya están disponibles en Colombia. Solo falta usarlos para transformar la manera como consumimos energía”, concluye Quintana.
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