Colombia y los países de la región han implementado estrategias para garantizar buenas prácticas en el campo y lograr una agricultura sostenible. En este camino, se han empezado a utilizar modelos de fertilización orgánica que, si bien han permitido a los agricultores recuperar y utilizar nutrientes que ya existen, deberían complementarse con fertilización mineral para garantizar que los suelos reciban los nutrientes que necesitan en las cantidades correctas y para que el rendimiento de las cosechas sea óptimo.
Se debe tener en cuenta que los fertilizantes orgánicos por sí solos no suplen las necesidades nutricionales de los cultivos para producir la demanda de alimento que exige una población en crecimiento, debido a que las plantas requieren que los nutrientes estén fácilmente disponibles para su pleno desarrollo. En este sentido, la recomendación es crear un plan de nutrición de cultivos que permita el uso tanto de fertilizantes orgánicos como minerales para que el cultivo no sufra deficiencias o toxicidades.
Al respecto, Miguel Amado, gerente de Desarrollo de Negocios Región Andina de Yara, menciona que “es importante dar a conocer las diferentes herramientas que tienen al alcance los agricultores para garantizar la sostenibilidad en cada práctica en el campo. Sin embargo, esta es una tarea que involucra a todos los actores de la cadena de producción de alimentos. Es importante mencionar que debemos ser cuidadosos con el uso de los fertilizantes sin importar su origen para que los cultivos no se vean afectados por el contrario puedan dar los niveles de producción esperados”.
Desde Yara, precisamente, se trabaja de la mano de los agricultores para ejecutar estrategias de formación y vincularlos a programas de capacitación y tecnificación de la agricultura que les permitan conocer e identificar prácticas para aportar a la sostenibilidad del agro. En este sentido, a continuación, se brindan algunas recomendaciones para el uso de fertilizantes en los cultivos:
1. Las fuentes de nutrientes esenciales para los cultivos pueden provenir de fertilizantes orgánicos, sin embargo, en muchas ocasiones, dichos nutrientes no pueden ser absorbidos por la planta. En este sentido, es fundamental conocer detalladamente los nutrientes que requiere el suelo y el cultivo para no afectar la productividad ni la salud del suelo.
2. Si bien, los fertilizantes orgánicos tienen beneficios nutricionales, lo más recomendable es acompañar esta práctica con fertilizantes minerales, ya que las plantas requieren dosis específicas de nutrientes que a veces no se logran suplir solo con la fertilización orgánica. Si esto no se controla, podrían presentarse deficiencias nutricionales o toxicidad por la falta y/o exceso de algún nutriente.
3. La fertilización orgánica permite establecer una cadena de valor circular en la agricultura, pues los desechos de algunos cultivos resultan provechosos para su producción, como es el caso de los de palma de aceite, la caña y el café. Los nutrientes que ya existen en estos residuos regresan a la naturaleza, lo que permite cerrar su ciclo.
4. El uso de fertilizantes orgánicos no es sinónimo de utilización indiscriminada, pues aplicarlos en exceso puede generar problemas en los suelos y cultivos. Igual que con cualquier tipo de fertilización, se deben aplicar las 4C: fuente correcta, dosis correcta, tiempo y lugar correctos.
5. Para producir la cantidad de comida necesaria para alimentar todas las personas, es esencial hacer un uso combinado de fertilización orgánica y mineral. Lo anterior, teniendo en cuenta que los abonos orgánicos tienen un contenido de nutrientes más bajo y aún existe el reto de aumentar la producción de alimentos en un 50% de aquí a 2050 debido al incremento proyectado de la población, pero sin aumentar el área de cultivos. Es decir, debemos producir más con menos.
