Bayron Caro era un periodista diferente. Diferente en lo que hacía y decía. Siempre marcó diferencia con los demás medios, primero desde la Emisora de la Policía y luego como independiente ya retirado de la institución. Lo conocí personalmente un mes después de verlo por primera vez en su trabajo de reportería en su página de Facebook Notipoder. Ese día nos estrechamos con firmeza la mano y le dije: “…un gustazo conocer al Caballero del Micrófono”. Y me contestó sorprendido: “Uy Leíto, me complace usted con esas palabras”. Hablamos unos cinco minutos que me bastaron para reconfirmar que Bayron era un ser humano maravilloso además de un gran reportero dedicado en vida, alma y sombrero a su pasión informativa: la comunidad.
En 25 años de carrera periodística nunca conocí a un comunicador social tan entregado a la labor social. Bayron Caro fue sinónimo del periodista de barriada, del que no lo encuentras en las oficinas públicas o las calles del centro de Cúcuta buscando noticias. Su oficina y centro de operaciones eran los barrios a los que muy pocos periodistas visitaban. “A mi me gusta es estar con la gente en sus calles cubriendo como se las arreglan para solucionar sus problemáticas sin ayuda del gobierno”, me dijo ese mismo día antes de despedirnos.
Bayron era un tipazo, nunca una mala palabra, nunca una chanza, era todo respeto e integridad moral. Fue la voz de los que no tienen voz, así la frase no suene muy original pero era la verdad. Él fue el único colega que me acompañó en una serie de informes donde denuncié el caso de un niño venezolano a quien no le enyesaron su brazo tras haberselo fracturado por la simple y absurda razón de no estar registrado en el Sisben. En esa oportunidad hicimos un informe en vivo juntos desde el Hospital Erasmo Meoz condenando el hecho y a los pocos días el menor Eiber fue atendido por fin y su bracito fue atendido como se debía. Tal vez faltaba la intervención de Bayron para que el “milagro” ocurriera a pesar de las trabas de nuestro perverso sistema de salud.
Si algún día, se creara en nuestra ciudad un premio al periodismo local y hubiese una categoría al mejor trabajo en periodismo comunitario, ese premio, sin duda, debería llamarse Premio Bayron Caro.
Adiós para siempre amigo, pronto nos reencontraremos en el lugar a donde hayas ido y tendré de nuevo el gusto de estrechar la mano y conversar con el “Caballero del Micrófono”.
Escrito por:
Leonardo Peña