En un entorno educativo cada vez más multicultural, surge una pregunta crucial: ¿cómo diferenciar si un niño multilingüe tiene un verdadero trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL) o simplemente está en proceso de aprender una nueva lengua? Esta distinción es esencial para evitar tanto el infradiagnóstico como el sobrediagnóstico.
Según la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), hasta un 7,5 % de la población infantil podría presentar un TDL, una condición persistente que afecta la comprensión y producción del lenguaje oral, con repercusiones académicas y sociales. No obstante, miles de niños pasan desapercibidos en las aulas por confundir sus dificultades con errores propios del aprendizaje de una segunda lengua.
Adaptarse no es igual a tener un trastorno
Los niños de familias recién llegadas suelen tardar varios años en dominar la lengua del entorno escolar. Durante este periodo es normal que mezclen idiomas, pronuncien mal o usen estructuras gramaticales erróneas. Según la profesora Núria Esteve, esto no indica un trastorno, sino un proceso natural de adquisición del idioma.
“Si el niño tiene dificultades en ambas lenguas (materna y escolar), entonces sí podríamos estar ante un caso de TDL”, explica Nadia Ahufinger, experta en desarrollo del lenguaje de la UOC.
¿Ser multilingüe causa TDL?
La respuesta es no. No existe evidencia científica que relacione el multilingüismo con el desarrollo de un trastorno del lenguaje. Por el contrario, el aprendizaje de varias lenguas puede enriquecer la cognición del niño. Lo que sí es clave es hacer un diagnóstico preciso y temprano.
Estrategias clave para la detección e intervención
1. Observar la lengua materna: si un niño tiene dificultades para comunicarse también en su idioma de origen, podría tratarse de un trastorno.
2. Relación familia-escuela: establecer una comunicación continua con las familias permite conocer cómo se desenvuelve el niño en casa y en qué idioma se comunica mejor.
3. Fortalecer la lengua materna: promover su uso en casa y, de ser posible, en algunas dinámicas escolares, garantiza una base sólida para el desarrollo del lenguaje general.
4. Promover la diversidad lingüística en las aulas: integrar las lenguas maternas de los alumnos en las actividades diarias favorece un ambiente positivo y de inclusión.
“Un niño con TDL no puede recibir el mismo tipo de apoyo que un recién llegado sin dificultades lingüísticas. Necesita intervención específica y sostenida”, añade Alfonso Igualada, coautor del estudio.
El rol de las aulas de acogida
Espacios como las aulas de acogida en Cataluña se convierten en puntos clave para la detección temprana del TDL. Durante el primer año de estancia, los docentes deben observar si el ritmo de aprendizaje lingüístico se alinea con lo esperado o si hay señales de alerta. En caso afirmativo, se recomienda iniciar una evaluación interdisciplinaria.
“Diagnosticar a tiempo un TDL en niños multilingües puede marcar la diferencia entre un futuro lleno de barreras o de oportunidades”, concluye Esteve.
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