La Osteoartritis Canina (OA) es una enfermedad degenerativa crónica, progresiva irreversible y bastante dolorosa
· El 45% de las razas de perros grandes padecen osteoartritis canina1
· Entre un 25-70% de las consultas que reciben los médicos veterinarios están relacionadas de alguna manera con la osteoartritis1
La presencia de las mascotas en el hogar provoca un efecto positivo en la salud y bienestar de sus dueños, ya que a través de su compañía y apoyo incondicional se forja un ‘vínculo único’ que ayuda a las personas a mantenerse activas, reconfortarlas en momentos de soledad, sobrellevar enfermedades y superar episodios de depresión. De acuerdo con la encuesta realizada por el Research Institute Ipsos en 2017 sobre el ‘vínculo único’ entre el animal y la persona, el 96% de los dueños de perros y 91% de los dueños de gatos declararon que tener un animal en casa tiene un impacto positivo en su vida diaria, mientras que el 66% los considera parte de la familia.
El hecho de que las mascotas compartan cada vez más el estilo de vida de los dueños (vivienda, alimentación, cuidados médicos y hábitos generales) hace que al igual que sucede con los humanos, con el tiempo se vaya incrementado la expectativa de vida de las mascotas. Esto es muy positivo si se tiene en cuenta que los dueños podrán disfrutar mayor tiempo de su compañía, sin embargo, también representa un desafío, ya que son cada vez más frecuentes las patologías que afectan a los animales relacionadas con los procesos degenerativos que llegan con la edad. Es el caso de la enfermedad renal crónica, que su prevalencia incrementa con la edad (45% de los perros mayores de 10 años la padecen)6, o la Osteoartritis Canina, una compleja enfermedad que deteriora la calidad de vida de los perros.
La Osteoartritis Canina (OA) es una enfermedad degenerativa crónica que afecta las articulaciones y los huesos, es progresiva e irreversible y bastante dolorosa. La mayor incidencia de OA se presenta en animales de razas grandes (45% de los perros de estas razas la padecen)1 seniles, aunque se estima que al menos el 20% de los perros mayores a un año1 puede presentar síntomas asociados a esta enfermedad. Algunas razas como el labrador retriever y el pastor alemán tienen una predisposición genética al desarrollo de la enfermedad, y también se ha identificado que la OA se presenta con mayor frecuencia en los machos que en hembras.
Las causas de la OA canina son variadas y puede ser una patología primaria casi siempre relacionada con sobrepeso y edad avanzada, o secundaria como resultado de lesiones u otras patologías que originan el problema. Cabe resaltar que en la actualidad se calcula que entre un 25-70%1 de las consultas que reciben los médicos veterinarios están relacionadas de alguna manera con la osteoartritis.
Para la médica veterinaria Magnolia Gálvez, gerente de producto de Animal Health de Boehringer Ingelheim, es muy importante que los dueños de las mascotas estén atentos a los signos de dolor para poder actuar lo más rápido posible.
“La intervención en etapas tempranas de la enfermedad garantiza una evolución más lenta de la enfermedad y aumenta las posibilidades de que el animal pueda tener una buena calidad de vida evitando el sufrimiento”, aseguró la médica veterinaria Magnolia Gálvez, gerente de producto de Animal Health de Boehringer Ingelheim.
Algunos signos de dolor relacionados a la OA son: Movimiento limitado o modificado, aislamiento e indiferencia, alteraciones en la conducta (no acude al llamado, gime o llora, agresividad), respuesta exagerada al contacto, falta de apetito, tensión corporal o entumecimiento (asociados cambios de temperatura) y cambios anatómicos evidentes.
Para Magnolia Gálvez, se debe consultar inmediatamente al médico veterinario apenas se detecten los primeros síntomas y dependiendo el estado del animal se debe seguir un tratamiento multimodal que evite el dolor y el sufrimiento, y procure una vida lo más funcional posible:
· Manejo del dolor crónico con terapias adecuadas que no representen riesgos para la salud por efectos secundarios
· Manejo nutricional (se estima que con el control de peso se puede reducir hasta el 50% del dolor y la cojera)
· Estimulación de la actividad física de forma segura y controlada (no intenso y excesivo) con el fin de lograr la rehabilitación y mantener la masa muscular
· Proveer un ambiente cómodo y seguro.