EN MEDIO DE LA DIFICULTAD SIEMPRE HABRÁ QUIEN TIENDA SU MANO
Es el caso de una familia, que víctima del desplazamiento y la violencia, tuvo que migrar desde la difícil zona del Catatumbo hacia la ciudad de Cúcuta.
Un padre de familia, que ha tenido que dejar su tierra para enfrentarse a un nuevo reto; proteger a su esposa y sus trece (13) hijos, que, aunque cuatro de ellos ya tienen la capacidad de intentar sobrevivir, también se encontraban en situación vulnerable.
Atrás quedó su casa y su antiguo camioncito con el que, rebuscaba el sustento para su numerosa familia, pero que, por protegerla, decidió que lo material estaba en un segundo plano, cuando sabía que tenía que escoger entre ello o la vida misma.
El señor Jhon, ha autorizado publicar sus datos para que las personas de buen corazón que lo deseen apoyar, lo puedan ubicar o contactar: Avenida 3å # 9-91 barrio Nidia, N° de celular 315 4 51 94 94.
Hasta este momento, el destino le ha permitido vivir la incertidumbre por partida doble, porque si antes se enfrentaba a rehacer su vida en una ciudad diferente a causa de la violencia, por lo menos podía salir e intentarlo, pero ahora, y como si fuera poco, encontró una nueva barrera, que en ocasiones le ha hecho pensar, que ha llegado el final.
Y no es para menos, pues cualquiera que tenga 13 hijos para alimentar y se vea obligado al aislamiento por causa de la calamidad pública que todo el mundo está sufriendo, ¿qué otra cosa podría concluir?
Pero como siempre, la misericordia de DIOS no se hace esperar; es así como este jefe de hogar, en medio de su dolor y desesperación por alimentar a sus pequeños y su esposa, decidió buscar ayuda, y para ello acudió a la Policía de Infancia y Adolescencia; es así, como mediante una llamada telefónica se contactó con ellos, quienes de inmediato se desplazaron hasta el lugar de residencia de aquel hombre.
Una vez los uniformados llegan, escuchan la conmovedora historia de aquella familia, contada por este ser, quien como con un nudo en la garganta y con voz entrecortada, les pedía que lo ayudaran porque no resistía ver como el hambre y la necesidad, consumía su familia.
Inmediatamente, los policiales estremecidos por la dura situación, emprendieron acciones encaminadas a mitigar el sufrimiento y la necesidad de aquellos seres indefensos.
Se entrevistaron con el comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, quien no dudó en gestionar una buena cantidad de víveres, y además, entre los uniformados de Infancia y Adolescencia recolectaron dinero en efectivo, para sumarse a esta noble causa.
Al regresar hasta aquella humilde vivienda, los policías le hacen entrega de las ayudas al señor Jhon Jairo, quien no pudo contener las lágrimas producto de la felicidad, encontrando un nuevo aire para continuar sin desmayar, y con la firme convicción de que “Los buenos somos más”, y que DIOS siempre enviará sus ángeles hasta el último rincón del universo si fuere posible, a manifestar su misericordia.
Después de compartir emotivos momentos, los que de hoy en adelante seguirán siendo amigos, se despidieron convencidos que no será la última vez que se van a encontrar, pues siempre habrá un espacio en el corazón y algo que compartir con quienes viven momentos de gran dificultad.