El Puente Peatonal ubicado sobre la Avenida Atalaya y el Paseo Rojo y Negro de Cúcuta es más que símbolo de olvido, abandono y desidia, es un auténtico homenaje a la decadencia absoluta del gobierno y el meimportauncilismo de la comunidad.

Desde hace muchos años este paso elevado es un decadente «elefante blanco» que cumple bien su función: no sirve para nada. Desde hace unos seis años se transformó, tal como lo evidencian las imágenes, en basurero publico, «olla» para el consumo y venta de alucinógenos y hasta baño y motel al aire libre para habitantes de la calle e indigentes. «Por ahí pasan muy pocas personas de día pero de noche no pasa ni un alma. Es un peligro, ahí atracan mucho porque no hay iluminación», nos comentó Jefferson Manrique, un habitante del sector del Barrio Atalaya Primera Etapa.

Fuera de estos inconvenientes, la estructura es una trampa mortal para los pocos peatones que se atreven a atravesarlo. Las escalinatas presentan huecos y la plataforma ya se le notan las vigas por falta de mantenimiento.
El Puente Peatonal de Atalaya, otro espacio público en Cúcuta tomado por la delincuencia y la falta de civismo y gobernabilidad de una ciudad sin rumbo.