El paro nacional de este 21 de noviembre, convocado por las centrales obreras, educadores públicos y estudiantes llevó a un buen número de instituciones públicas y privadas a cancelar sus clases. A la decisión en las regiones del país, se sumaron en Bogotá, entre otras, la Universidad de los Andes, la Universidad del Rosario, La Gran Colombia, Universidad Central, Fundación Universitaria Konrad Lorenz y Universidad Javeriana.
Si bien esto respalda la libertad de expresar y reflexionar sobre los procesos de transformación, una de las preguntas sobre la que no se ha discutido a fondo, y nos compromete a todos, es la de la educación de la niñez. En un proceso integral, donde participan escuela, gobierno, padres de familia y sociedad, formar desde la educación básica con sentido social contribuye al desarrollo de la sociedad y de su cultura desde una perspectiva crítica y reflexiva, donde lo educativo se encuentra indefectiblemente ligado a lo social. Ahora, educación, sentido de comunidad y compromiso cívico, son ítems en los que Colombia se sitúa por debajo del promedio mundial y respecto a la serie de hechos que han puesto en álgida situación a Colombia y Latinoamérica, desde la política, los asuntos sociales y económicos, estos deben poner a pensar a los padres de familia y a los implicados en cómo se está educando a los ciudadanos del hoy y mañana.
Observando las manifestaciones del presente debemos evaluar si somos una sociedad libre y en democracia que garantiza que la educación y quienes innovan desde lo cognitivo no tengan miedo frente al poder u otro tipo de presiones, puesto que el mundo puede parar, pero la educación no. Los padres de familia y sus hijos en esta época del año toman decisiones trascendentales respecto a la manera en que se prepararán para encarar el mundo y las maneras como asumirán todo aquello por lo que este se encuentra en permanente discusión.
Daniel Rivero, quien participa activamente en la formación de los niños y jóvenes que llegan a los dos colegios del Grupo Monterrosales, uno calendario A y otro B, ambos con flexibilización curricular y educación por ciclos, afirma que una nueva mirada se debe tener hoy por hoy de la educación. “Esta serie de sucesos de manifestación de inconformismo, las maneras y formas de realizarlas y el participar o no de ellas, desde posiciones críticas y reflexivas, nos confirman que tradicionalmente los modelos de calidad han estado relacionados con la gestión organizativa y administrativa de un centro o institución, dejando un vacío importante acerca de los logros de cada estudiante en lo relativo a la adquisición de competencias educativas generales: aprender a ser persona, convivir, aprender y pensar, comunicarse, autocontrolar las emociones, hacer y emprender (Modelo Educativo Pentacidad); competencias imprescindibles hoy día señaladas por todos los organismos internacionales y recogidas en las leyes educativas de cada país, que hacen referencia al desarrollo de las capacidades humanas”.
2 Con una cantidad de escenarios nuevos para la sociedad, llegan innovadores retos para la educación y la construcción de la verdad. Educación de calidad es la ruta para enfrentar los desafíos y provocaciones de las sociedades modernas. La escuela tiene el deber de realizar los ajustes pedagógicos y curriculares para que los estudiantes adquieran habilidades para pensar de manera crítica frente a lo que observan y les cuentan que sucede allá afuera en las calles, en las manifestaciones. Pensar de manera crítica implica reflexionar, analizar y valorar, más que tomar posiciones a favor o en contra.