En conmemoración del Día Mundial de la Salud Menstrual, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) reitera la importancia de que las niñas, adolescentes, mujeres y otras personas menstruantes puedan ejercer sus derechos de forma digna y segura, y cerrar las brechas y vacíos de información relacionados con este tema.
“La desigualdad de género, la pobreza, las crisis humanitarias y algunas prácticas culturales pueden hacer que la menstruación sea una experiencia de estigma y discriminación, que afecta el disfrute de los derechos humanos fundamentales”, aseguró Tanya Chapuisat, representante de UNICEF en Colombia.
Cada año, el Día mundial de la Salud Menstrual es la oportunidad para visibilizar las brechas y barreras que limitan las oportunidades de las niñas, adolescentes, mujeres y otras personas menstruantes y generar procesos de información e incidencia que contribuyan al acceso a servicios, incluyendo el mejoramiento de los servicios de agua, saneamiento e higiene en los entornos escolares y comunitarios, impactando positivamente su dignidad, salud y bienestar.
Un estudio de UNICEF Colombia en escuelas del área rural del Pacífico colombiano reflejó que 1 de 4 niñas o adolescentes ha faltado a la escuela alguna vez por causas relacionadas con el cuidado de la menstruación y la imposibilidad de llevarlo a cabo en la escuela (2018).
En 2023 siguen existiendo condiciones que agudizan las estigmatizaciones y violencias alrededor de la menstruación, tales como:
- Falta de información y educación menstrual en familias, entornos educativos y comunitarios, que impide a las niñas y adolescentes reconocer y comprender sus cambios corporales y emocionales, e identificar la menstruación como un proceso natural que no debería ser motivo de vergüenza, mejorando así las relaciones de confianza y cuidado.
- Limitado acceso a productos para el manejo del sangrado de forma digna, segura y libre.
- Educación sobre salud menstrual y espacios adecuados, seguros y de acceso a atención para los síntomas asociados, así como de infraestructura como baños, instalaciones para lavado de manos y/o gestión de los desechos, lo cual se conoce como pobreza menstrual. Esta conlleva a que se empleen elementos no seguros, se alargue el recambio de productos absorbentes o exista ausentismo en entornos educativos, el trabajo y/o la vida pública, alimentando inequidades de género.
Una encuesta de Pulso Social de octubre de 2022 realizada por el DANE arrojó que, en Colombia, al menos 34.869 mujeres, niñas, adolescentes y personas menstruantes usaron elementos inseguros para su gestión menstrual, tales como pedazos de tela, medias, papel higiénico y/o servilletas, entre otros. En la misma encuesta, 310.227 mujeres indicaron no tener baños cerca con condiciones higiénicas, dignas y seguras durante su periodo. Las más afectadas son las niñas, mujeres y adolescentes entre 10 y 24 años, que sumaron más de 30.000 entre las encuestadas.
“El llamado es para que, como sociedad, garanticemos la menstruación como experiencia de vida segura, donde especialmente niñas y adolescentes cuenten con el apoyo, la información y los recursos para una gestión digna de su menstruación, sin afectaciones en su autoestima y confianza”, agregó la representante de UNICEF en Colombia.
UNICEF Colombia y sus aliados trabajan en los territorios más vulnerables del país para disminuir las brechas de acceso a agua, saneamiento e higiene en proyectos sostenibles que afectan directamente la calidad de vida de niñas, adolescentes, mujeres y otras personas menstruantes. A través de las acciones de fortalecimiento de capacidades y promoción de higiene, como lo son las jornadas de gestión menstrual con actividades informativas y pedagógicas, y la entrega de kits de salud e higiene menstrual, se ha logrado que en escuelas y comunidades las niñas, adolescentes, mujeres y personas menstruantes puedan llevar su menstruación de manera digna y segura, y que en estos procesos también se hable de la menstruación sin burlas ni tabúes. En estas intervenciones se fomenta el diálogo y la participación, a la par de habilitar servicios en agua, saneamiento e higiene en espacios educativos y comunitarios, lo cual permite que la menstruación como experiencia de vida sea digna y segura. En estos procesos también es clave la participación de niños, adolescentes y hombres para generar comportamientos de empatía, comprensión y apoyo.
De igual manera, niñas, adolescentes y mujeres de comunidades étnicas, rurales y rurales dispersas han podido acceder a instalaciones sanitarias mejoradas gracias a la construcción y rehabilitación de baños y letrinas en sus escuelas que ha liderado UNICEF con apoyo de aliados.
Durante 2022, UNICEF apoyó las necesidades menstruales de 19.243 personas a través de programas para la garantía a los derechos menstruales.
Asimismo, UNICEF Colombia plantea que el manejo de la salud menstrual debe darse de forma intersectorial con la participación directa de entidades gubernamentales, comunidades, docentes y empresa privada, entre otras, para lograr que se garantice que todas las instituciones educativas cuenten con acceso a agua, baterías sanitarias, lavamanos y materiales absorbentes. Esto es posible mediante la destinación de mayores presupuestos y voluntades políticas.