Una infraestructura vial adecuada a la población y al número de vehículos que transitan por ella debe ser el mayor argumento para determinar lo que efectivamente requiere la ciudad, para nadie es un secreto, que la condición que tiene Cúcuta por ser fronteriza, en las que circula por sus vías carros de placa extranjera y nacional, la hacen especial, además de la población flotante que mantiene y que en estos momentos se ha incrementado teniendo en cuenta que a la ciudad llegan un promedio diario de más de 20 mil personas por diversas razones comerciales y humanitarias.
Así las cosas en Cúcuta y Área Metropolitana, según la Secretaría de Hacienda Departamental circulan 57.574 vehículos de placa extranjera y 84.848 vehículos particulares, sin contar los vehículos de servicio público, vehículos que utilizan nuestras vías y que cada día se hace más apremiante tener más, para descongestionar el tráfico vehicular, especialmente en el centro; sin embargo, la administración municipal en momentos de aislamiento preventivo, pero más por una transformación del centro de la ciudad ha decidido cerrar unas vías que no sólo son importantes para llegar y salir del centro, dado que allí se registran el 90% de las actividades financieras y administrativas de los entes territoriales, llámese Alcaldía y Gobernación, cerrar la avenida quinta desde la 12 hasta la 9 y la calle 11, vías que nos permite salir del centro de la ciudad y de igual forma donde se concentra un gran número de establecimientos que tienen vitrinas hermosas que dan fe de porqué somos una ciudad comercial, no tiene sentido, como tampoco tiene sentido que el Centro Comercial Lecs, se le inhabilite el parqueadero, ya que este tiene salida por la 11 y así otros parqueaderos que están sobre la nueva delimitación del centro a los que por vía de decreto se les cierra su actividad, pero que no le cesan las obligaciones de pagar predial y otros impuestos municipales.
FENALCO ha promulgado siempre que debemos desarrollar estrategias que mantengan comercialmente vivo el centro; es decir dar incentivos para que queramos venir al centro, con el fin de mantener el equilibrio de esta actividad que representa junto con los servicios el mayor aportante al PIB Regional, la transformación de la ciudad se debe realizar, debe tener garantizado el fortalecimiento del tejido empresarial del centro, porque mientras la informalidad este por encima del 70% y el desempleo en el 23%, peatonalizar el centro es darle espacio a que continúe la informalidad, en detrimento de quienes pagan impuestos y servicios públicos. La pregunta es qué modelo de ciudad queremos?, si revisamos estos procesos en Bogotá la Séptima, por cuenta de la peatonalización se condenó a ser una vía de segunda categoría, el paseo junio en Medellín y el paseo del comercio en Bucaramanga, son ejemplos de vías condenadas al caos, al desorden y la inseguridad, en un perverso incentivo a la informalidad.