Mujeres Imparables regresa en su cuarta edición con una muestra cultural que reúne testimonios de niñas, mujeres migrantes, afrodescendientes, jóvenes, víctimas de trata de personas que accedieron al servicio de aborto y colectivas feministas que acompañan su acceso. A través de los relatos, la exposición no solo evidencia las barreras que persisten para acceder al aborto, sino también la resistencia de quienes defienden su derecho a decidir.
Los testimonios fueron recreados por las escritoras Catalina Ruiz Navarro, Lina Botero, María José Jiménez, Gabriela Sáenz, Gabriela Jaramillo, Laura Andrea Garzón y Catalina Oquendo, quienes sumaron sus voces a este proyecto artístico transmedia de La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, organización pionera del movimiento Causa Justa. Para acompañar estas historias, las artistas Laura Ortiz, Eliana Zapata, Katherinn Martínez, Lina Restrepo, Daniela Gallego, Valentina Calle, Julieta López y Nathalia Gallego crearon las ilustraciones.
En un contexto global que pone en riesgo los derechos sexuales y reproductivos, esta edición también resalta el impacto de la Sentencia C-055 de 2022, con la que la Corte Constitucional despenalizó el aborto hasta la semana 24 tras la demanda interpuesta por el Movimiento Causa Justa, la cual ha tenido un papel fundamental en la dignificación y garantía de estos derechos. La muestra expone los logros de estos avances, así como las barreras que aún enfrentan quienes cuentan con diferentes desafíos sociales.
“Con Mujeres imparables, desde La Mesa, queremos reconocer la fortaleza y convicción de las mujeres que superan todo tipo de barreras para acceder a la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Creemos que en tiempos donde las amenazas políticas y legales a los derechos reproductivos están en aumento, exaltar la libertad de conciencia y reproductiva de las mujeres es aún más necesario» manifiesta Laura Castro, Coordinadora de La Mesa.
Las barreras de acceso están vinculadas al sistema de salud y al contexto sociocultural de quienes deciden interrumpir su embarazo. Estas inequidades perpetúan la discriminación y el estigma social, por lo que muchas mujeres aún enfrentan juicios y rechazo por ejercer su autonomía reproductiva. Como se señala en el texto Arañas en el desierto de la escritora Catalina Ruiz Navarro, las mujeres indígenas y rurales se enfrentan a obstáculos como la desinformación:
“No me habló de la ruta, o sea, no hizo el trabajo como tenía que ser. Lo que me
dijo fue, ‘y tú, ¿de qué comunidad eres?’ Me empezó a preguntar: ‘¿ustedes
tienen, como, un consentimiento?’, ‘¿cómo así que un consentimiento?’. Le dije:
‘Yo puedo practicar mi IVE libremente, lo dice la sentencia C-055. Tengo mi propia
autonomía, decido por mi cuerpo’. Ahora, colócalo en el contexto de las mujeres
rurales, que es más hostil, una mujer iletrada, ¿te imaginas?”
A través del acompañamiento que brinda La Mesa a las mujeres que buscan acceder a la IVE, se han identificado otras barreras:
- Retraso en trámites administrativos para acceder a la IVE, que según la regulación debe hacerse efectivo en cinco días luego de la solicitud del procedimiento.
- Falta de servicios de aborto disponibles en territorios apartados de las ciudades principales; lo que deriva en traslados innecesarios, sobre costos y ocasiona un aumento en la edad gestacional.
- Vulneración a la intimidad y privacidad de las mujeres, por ejemplo, a través de la filtración de sus historias clínicas.
- En el caso de menores, desconocimiento del marco legal, al solicitar ‘la autorización de los padres’.
- Desactualización de las rutas de acceso a la IVE; y falta de capacitaciones a funcionarias y funcionarios del sector salud, justicia y protección.
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