Las avenidas sexta y séptima del pleno ‘corazón’ de Cúcuta amanecieron demarcadas para que los vendedores informales puedan ejercer su labor y de esta manera respetando los protocolos de bioseguridad se ganen el sustento económico de sus hogares.
La idea del alcalde Jairo Yáñez generó agradecimiento en los comerciantes, quienes a su vez señalaron que sienten temor de ser víctimas de algún accidente de tránsito ya que sus puestos quedaron sobre las vías.
“Por un lado le damos las gracias al Alcalde que nos haya dejado de nuevo trabajar, pero por el otro lado es muy peligroso con los carros y motos. La verdad es que está muy mala la situación por la pandemia, no tenemos ni para el mercado y así nos ‘rebuscamos’ para llevar la comida”, afirmó María Edith Becerra, vendedora ambulante.
Con pintura amarilla en el asfalto quedaron señalizados los puestos de trabajo para estos humildes cucuteños que además son custodiados por la Policía para evitar que haya algún contratiempo.
Todos con gran expectativa madrugaron este lunes seis de julio para mostrar a los clientes lo mejor de sus productos. Sin embargo, pese a que este sector era el más concurrido de la ciudad por el alto flujo de compradores, ese panorama ahora solo queda en el recuerdo.
El miedo al contagio del Covid-19 y el desempleo ha generado que notoriamente sean contados con los ‘dedos de la mano’ los compradores que visitan el centro.
“La medida está bien por la organización, pero quedaron algunos espacios mal marcados porque se corrieron, pero eso nos vamos acomodando. Ahora debemos respetar de no subirnos al andén pues fue el acuerdo que se hizo.
En cuanto a las ventas han estado duras porque si nos ganamos el almuerzo, no nos ganamos lo de la comida”, dijo Ernesto Zuluaga, vendedor informal.
Son decenas de historias las que se cuentan entre los comerciantes ambulantes quienes llevan décadas sobreviviendo a las crisis económicas, pero advirtieron que nada como la que enfrenta Cúcuta en estos momentos.
“Llevo 40 años en la venta de calle y puedo decir con seguridad que estos son los tiempos más duros. A los 12 años recuerdo la caída brusca del bolívar y ahora por la pandemia la gente no viene a comprar. Por favor vengan a apoyarnos que contamos con medidas de protección”, relató Carlos Otiz, comerciante.
Se espera que esta iniciativa del ingeniero Yáñez ayude a esta población de escasos recursos que vive del día a día y no genere malestar entre las personas que visitan el centro.
Escrito por: Paola Ríos – Periodista