Tras la alianza estratégica anunciada por la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) y la Asociación Colombiana de Gas Natural (Naturgas) para consolidar y dinamizar el mercado del hidrógeno en Colombia, es imprescindible hablar del atractivo que tiene el hidrógeno como gas combustible y ligero, producido mayoritariamente a partir del gas natural. Sus características lo hacen viable para la descarbonización de sectores esenciales como el del transporte, la generación de energía y la industria, lo cual lo convierte en un jugador estratégico en la revolución energética y en la transición hacia fuentes de energía más amigables con el planeta, como la eólica y la solar.
Para hablar de la clasificación del hidrógeno, en los últimos años se ha venido utilizando un código de colores según su fuente de energía y producción: hidrógeno gris, producido principalmente a partir de gas natural y carbón; hidrógeno azul, producido a partir de gas natural y carbón, con la incorporación de tecnología de captura y almacenamiento de CO2, e hidrógeno verde, es aquel que se produce a partir de Fuentes No Convencionales de Energía Renovable (FNCER), tales como la biomasa, los pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, la eólica, el calor geotérmico, la solar, los mareomotriz, entre otros.
Colombia se ha comprometido con un ambicioso objetivo de alcanzar la carbono neutralidad en el año 2050. De acuerdo con Luz Stella Murga, presidenta de Naturgas, “en el caso colombiano, gracias al amplio potencial de gas natural que se tiene en el mar Caribe y en yacimientos continentales, se puede abastecer la demanda de hidrógeno de los próximos años a un precio estable y competitivo. Si el mundo quiere desarrollar una economía global de este elemento, el papel del hidrógeno azul no puede ser subestimado. Colombia no le ha dado la espalda a esta realidad y es por eso que el año pasado el Gobierno nacional, en cabeza del Ministerio de Minas y Energía, definió La Hoja de Ruta del Hidrógeno, es decir, trazó el camino para la consolidación de la Transición Energética del país basado en el uso de esta energía”.
Sin embargo, para el desarrollo de la producción de hidrógeno y la adaptación de los sectores económicos para su uso, es indispensable hacer grandes inversiones destinadas al desarrollo de tecnología y a la creación de infraestructuras. Colombia, al igual que las principales economías mundiales, ha creado planes de inversión e incentivos para desarrollar cadenas de valor completas alrededor de la producción de hidrógeno.
Pero es necesario superar barreras como los altos costos en producción, transporte, conversión y almacenamiento frente a combustibles tradicionales; la madurez tecnológica, dado que las tecnologías conocidas no se han probado o desarrollo a escala; la eficiencia, ya que hay altas pérdidas a lo largo de la cadena; la incertidumbre regulatoria, dado que se requiere un marco regulatorio estable y de largo plazo para el desarrollo a escala, entre otros.
“Si logramos incentivar la producción de hidrógeno generado con gas natural y sus respectivas tecnologías de captura y almacenamiento de carbono; promover una demanda en vehículos pesados y en industrias, y dar seguridad jurídica a inversionistas locales y extranjeros, el país tendrá disponible hidrógeno de manera rentable y económica, que le dará competitividad industrial a Colombia, convertirá al país en líder en la Región, elevará la independencia del mercado local frente a coyunturas internacionales (como la de Ucrania), y, sobre todo, asegurará su transición energética y hará viable la descarbonización de la economía. Esta es la gran apuesta del sector empresarial”, puntualiza Murgas.