Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, Agenda 2030, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha planteado metas para el fortalecimiento de la equidad de género, tema que se ha convertido en una prioridad para muchos países y -en general- para el mundo.
Colombia no es ajena a este asunto y abordar un análisis es de suma importancia, ya que está asociado a la concepción de un mundo incluyente, diverso y con oportunidades para todos los seres humanos, desde allí se podrán tomar acciones para reducir la brecha existente entre mujeres y hombres que logre realizar un cambio social.
Sobre este asunto, la Doctora Karol Vásquez, Decana de la Facultad de Terapias Psicosociales de la Universidad Antonio Nariño (UAN), expresó: “Equidad de género hace referencia a una apreciación de la dignidad que poseen tanto los hombres como las mujeres. Este término indica un trato para ambos géneros acorde a sus necesidades y características, es un principio de justicia”.
Vásquez explicó que son diversas las iniciativas y propuestas desde el gobierno y otras entidades, que se han emprendido en aras de responder a los requerimientos y políticas públicas en materia de equidad de género, las cuales encaminan sus acciones al desarrollo, la igualdad y las oportunidades de mujeres, hombres y comunidades LGBTIQ en distintos sectores de la sociedad.
Esto es lo que permitirá -a su vez- actuar de manera integral frente a problemas psicosociales inmersos en la sociedad como lo son la pobreza, violencia de género, violencia hacia mujeres, violencia hacia hombres, maltrato infantil, violencia intrafamiliar, discriminación, vulneración de derechos, y todos aquellos en donde la inequidad se hace presente.
En ese orden de ideas, el sector educativo juega un papel fundamental en este proceso de transformación cultural y sus esfuerzos deben desembocar en acciones concretas a favor de los principios de equidad.
Es pertinente tomar como punto de partida el Plan Nacional Decenal de Educación 2016 -2026, como hoja de ruta para avanzar hacia un sistema educativo de calidad que promueva el desarrollo social y económico del país y que además, fomente la construcción de una ciudadanía que reconozca valores como la justicia, la equidad, el respeto y el reconocimiento a las diferencias. El objetivo es precisamente avanzar hacia un sistema educativo cuyos cimientos sean la justicia, la equidad, el respeto y el reconocimiento de las diferencias.
Por eso, uno de los puntos más importantes para lograr avances reales es tener docentes preparados que asuman la educación desde este enfoque. Las universidades deben centrar sus esfuerzos en comprender los problemas derivados de la inequidad de género desde una perspectiva interdisciplinaria en contextos nacionales y globales; también, es importante interpretar los problemas latinoamericanos frente a la inequidad y el género, tomando una posición crítica y fundamentada, a través de grupos de enfoque y mesas de trabajo intersectorial.
“En la UAN vamos a fortalecer estos propósitos desde la Maestría en Equidad de Género, donde se trabajará con competencias para formar líderes, gestores y agentes de oportunidades para la equidad de género en el marco de procesos investigativos dirigidos a personas, familias, grupos y comunidades, agregando una perspectiva de equidad de género”, reveló Vásquez.
La academia también tiene el reto de elaborar metodologías participativas para formular, implementar y evaluar proyectos, considerando las brechas de género que permitirán plantear soluciones mediante estrategias innovadoras, aplicadas a diversas poblaciones de la región para contribuir al cambio social.
De igual manera, dentro del plan de educación se quiere promover la resiliencia y el valor por la vida como estrategia de cambio social desde la acción participativa. Además, es esencial generar conocimientos y destrezas para liderar instituciones y proyectos orientados a la conciencia colectiva desde un enfoque de equidad de género; y de esa forma, tener la habilidad para analizar y actuar desde esta perspectiva de equidad de género la dinámica de la familia, la educación, la interculturalidad y la diversidad.
Por lo tanto, el carácter interdisciplinario es fundamental para ofrecer un enfoque diferencial en la construcción de escenarios de aprendizaje, sobre todo para investigadores que busquen cerrar brechas de género a través de la formación académica.
“Todo se hará con un enfoque de género holístico, que incluya la perspectiva y el rol de la mujer, del hombre y de la diversidad en la sociedad, con un énfasis en el desarrollo de estrategias para el cambio social. Esto contribuirá a que cada asignatura y encuentro pedagógico, permita tejer reflexiones y praxis que aporten al desarrollo de los sectores en los que las y los futuros Magíster se insertaran o están vinculados y por ende en la sociedad”, concluyó Vásquez.