En cada metro de las 45 hectáreas de tierra que componen la finca La Fortuna, a la que lograron regresar Martha Mora y sus cuatro hijos, hay sueños, metas, expectativas y mucha vida, pues con la siembra de café, frutales, plátano y ahuyama, para ellos es una ‘fortuna’ retornar a sus raíces, todo esto gracias al apoyo de la Unidad de Restitución de Tierras (URT).

Su predio está ubicado en la vereda El Mestizo, del municipio de El Zulia en Norte de Santander, de donde fueron desplazados a causa de amenazas de grupos guerrilleros en 1996, cuando empezaron a generarse amenazas e intimidaciones en la zona. Cuatro años después, Rodrigo Antunez Ibarra, padre de la familia, quien trabajaba como transportador entre los municipios de El Zulia y Santiago, fue asesinado a manos de un grupo paramilitar.
Los Antunez Mora, en el año 2013, iniciaron el proceso de restitución, dando paso a que, en junio de 2019, un Juez Especializado de Restitución de Tierras profiriera sentencia a su favor, otorgándoles además un proyecto productivo de ganadería doble propósito.

Hace unos días, otra buena noticia llegó a las puertas de su finca por parte del área de proyectos productivos de esta territorial, el Banco Agrario les otorgó un incentivo monetario para seguir fortaleciendo el proyecto que acompaña la Unidad, el cual usaron para adquirir motobombas para el riego del pasto con el que alimentan las vacas, contratar a un obrero, instalar cercas de madera, linderos y otros materiales con los que siguen apostándole a una paz integral con legalidad.
Para ellos los logros continúan, pues también esperan adquirir una báscula para pesar el ganado de su finca, y de otras aledañas, como el de las nueve familias beneficiarias de restitución de tierras de la vereda El Albarico –cercana a su predio-, servicio que les permitirá conocer con exactitud cuánto pesa cada res y así determinar cuál es el valor para su comercialización.

Otra de las expectativas de esta familia restituida es que la Universidad Francisco de Paula Santander vuelva a escoger su finca como lugar de aprendizaje para los estudiantes de Ingeniería Agronómica, como lo hicieron el año pasado, debido a que la organización del predio y la diversidad de cultivos y animales y la crianza de cachamas la convertían en un aula práctica para los universitarios.
El director de la Unidad de Restitución de Tierras Territorial Norte de Santander, Edward Álvarez, comentó “es una iniciativa productiva muy importante para esta familia, de cara a recuperar su vocación productiva y económica”.
La beneficiaria Martha Mora afirmó “estamos muy agradecidos con la Unidad de Restitución de Tierras, el ser beneficiarios de este proceso nos ha cambiado la vida, estamos contentos de tener una fortuna con nuestros animalitos y con los sueños que queremos cumplir, y con la ayuda técnica que nos siguen prestando, sabemos que los vamos a lograr”, puntualizó.