Según informes del DANE, la informalidad en Cúcuta aumenta día a día y estamos ocupando el primer lugar dentro de todas las ciudades del país con la preocupante cifra del 71.6%. Aun más preocupante es que la informalidad va devorando las actividades y empleo formal convirtiéndose en un círculo vicioso: la informalidad ataca el empleo y el desempleo genera mayor informalidad.
Hacer un listado de las actividades informales ejercidas en nuestra ciudad nos lleva a la admiración, en unos casos por lo recursivos que son los cucuteños o hasta la indignación en otros casos por ser el reflejo de la falta de gobierno y un mínimo de dignidad nacional. Mientras se hace un esfuerzo supermillonario en los terminales aéreos y marítimos para facilitar la exportación de nuestros productos a los Estados Unidos, Canadá, Corea y demás países con los que se están firmando los Tratados de Libre Comercio, en la frontera con Venezuela las tractomulas cargadas con productos de exportación, hacen cola en la vía, y los vehículos de pasajeros púbicos y particulares que tienen como destino el mismo país se mezclan en esa cola con todos los peligros que esto conlleva. Como la ausencia de la autoridad es absoluta, esta es reemplazada por personas que encuentran un modo de vida cobrando para dirigir el tránsito e “imponer su autoridad” dando prioridad para el paso, no a quien esté cumpliendo con las normas sino a quien muestre el billete de mil pesos desde la ventanilla de su vehículo. Tal vez sea esta la actividad informal menos conocida en toda la geografía de nuestra patria y deja mucho que pensar respecto a la dignidad de una frontera con una actividad excepcional en toda nuestra América. Seguramente le sigue en importancia como actividad muy propia de nuestra frontera, la venta de gasolina en las principales avenidas; actividad de la cual dependen para su sustento un gran número de personas. Como es natural, esto impide el desarrollo de una actividad económica reglamentada como es la distribución de gasolina y demás combustibles para el parque automotor. Una de las actividades informales que más golpea al comercio organizado es el paso de gran cantidad de productos, desde Venezuela para vender puerta a puerta ya sea en pequeños negocios o directamente en los hogares cucuteños. Sabemos que es imposible controlarlo por medios legales ya que las cantidades que cada persona ingresa a nuestro país no se pueden catalogar como contrabando, así como no se puede considerar contrabando el hecho de pasar con el tanque del automóvil lleno de gasolina.
La única manera de controlar tanta informalidad es generando empleo y lo debe hacer el estado con su inversión; inversión que siempre tiene una excusa cuando se trata de nuestro departamento y de otras regiones apartadas de las grandes capitales. Estas inversiones obligatorias, si se tiene en cuenta que somos Colombia, se han convertido en burla, humillación y cinismo, por parte de los organismos del estado como es el caso del Fondo de Adaptación, para citar solo una entidad. Tanto se está rebosando la copa con el Norte de Santander que hoy el doctor Sergio Entrena, persona de trayectoria intachable, a quien le debemos toda credibilidad, ex gobernador del departamento, propone a los norte santandereanos que nos lancemos a un paro departamental. Concuerdan sus planteamientos con los del doctor Iván Clavijo, Senador de la República quien pide hablar en otros términos ante la situación a que nos ha llevado el gobierno nacional. Esperamos que toda la fuerza política se una alrededor de esta idea que indiscutiblemente será apoyada por todos los habitantes de nuestro departamento.
FENALCO-RODOLFO MORA MORA, Presidente Junta Directiva