Un informe de Ostelea, Escuela de Management en Turismo,detalla que, en el medio rural, el turismo puede incidir en el crecimiento económico y en la creación de empleo, favoreciendo así la cohesión social y territorial. De este modo, puede contribuir a combatir algunos de los grandes retos de las zonas rurales como pueden ser la despoblación, el envejecimiento de la población o el déficit de servicios básicos e infraestructuras. Al mismo tiempo, sería una herramienta poderosa para la recuperación de la industria que ha sido tan golpeada por la pandemia.
En esa línea, la innovación juega un papel crucial a la hora de ofrecer soluciones y elaborar propuestas que se adapten a las nuevas necesidades de la demanda originadas por la pandemia. Muestra de ello, es que esta cuestión, representa la tercera de las cinco líneas estratégicas que recoge la Organización Mundial del Turismo (OMT) en el documento de “Recomendaciones sobre turismo y desarrollo rural 2020”.
No obstante, la innovación no solo está ligada a la digitalización y a las tecnologías, sino que se trata de un asunto transversal y vinculado a muchas otras cuestiones que se promueven para fomentar la sostenibilidad y la competitividad del turismo.
“Garantizar el éxito de una oferta de turismo rural obliga necesariamente a conocer muy bien al público objetivo, su perfil y las expectativas respecto al destino y los productos y servicios que encontrará. En este sentido, es fundamental ser consciente de que contar con un alojamiento estupendo no es suficiente. En la actualidad, disponer de una oferta integrada -alojamiento y actividades significativas en el territorio-, de calidad y respetuosa con el entorno y las poblaciones locales, es cada vez más un elemento diferencial y que aporta valor a la experiencia en el destino. Asimismo, tal y como sucede en otros segmentos turísticos, la personalización y la atención son elementos clave en la satisfacción y fidelización”, explicó la Dra. Raquel Santos, Docente e Investigadora de Ostelea.
Al igual, agregó que, desde el turismo rural, las innovaciones pueden desarrollarse en varias áreas. Por ejemplo, creando e introduciendo en el mercado nuevos productos y servicios o mejorando significativamente los preexistentes. También, perfeccionando las formas organizativas y las funciones dentro de las empresas, generando nuevas estrategias de comercialización, abriendo nuevas fuentes de suministros y materias primas y haciendo un uso más eficiente y responsable de los recursos del territorio.
En este tema, todo factor diferencial tiene la potencialidad de contribuir al posicionamiento del destino y al reconocimiento de las organizaciones allí situadas. Una vez identificado, tal y como se mencionó anteriormente, es esencial que esté acompañado de instalaciones y equipamientos de calidad, además de productos y servicios basados en el tejido socioeconómico del territorio.
Para ello, es fundamental fortalecer las alianzas entre los principales actores, promover acciones multisectoriales y diseñar estrategias compartidas. Todas estas acciones deberían orientarse a generar impactos sociales positivos y contribuir a la calidad de vida y el bienestar de ese territorio.
Casos particulares de innovación
Uno de ellos es Colombia, donde Ostelea destaca el caso “Enamórate del Pacífico
Colombiano”, un proyecto de desarrollo rural que tiene como elementos distintivos al turismo, la educación ambiental y la recuperación del saber ancestral. Se está trabajando en las zonas de Joví y Nuqui, en el Chocó.
Por medio de esta iniciativa, se realizan actividades agroambientales, talleres de educación ambiental y de sistemas agrícolas. Además, de talleres de técnicas y saberes ancestrales sobre las propiedades de las plantas. Esto se complementa con otras tareas en el río Joví con visitas guiadas en el entorno natural, asimismo, con un circuito de permacultura dentro de la escuela, huertas comunitarias, lombricultivo y cultivos acuapónicos.
Otro de los detalles interesantes es contar con dos viveros de orquídeas y flores exóticas para favorecer la polinización para atraer insectos y aves, promoviendo la participación de líderes y asociaciones comunitarios como la Asociación de Guías Pichindé.
En Ecuador, el proyecto es Sinchi Warmi (mujer fuerte), el cual está liderado por la Asociación de Mujeres Kichwas de Napo, teniendo como objetivo revitalizar la cultura local a través del turismo (selva amazónica). Allí se ofrecen caminatas por la selva amazónica, al igual que rutas en canoa por el río Napo, talleres de elaboración de artesanías, demostración y degustación de productos locales como el cacao, la Wayusa Upina y el maito de pescado.
Se contemplan visitas a las comunidades Kichwas, al centro de rescate de animales amazónico, organización de eventos en medio de la naturaleza, rutas educativas sobre la flora y la fauna y explicación sobre los utensilios de caza de la comunidad Kichwa. Quienes deseen alojamiento, alimentos y bebidas con los debidos protocolos de bioseguridad, podrán disfrutar del servicio con el plus de ser una oferta turística de 13 años de experiencia.
“La consolidación del turismo rural pasa por contar con una oferta diversificada, especializada y conectada con el entramado socio-económico de los territorios. Para ello, una de las claves con que cuentan empresas y destinos es la innovación. Dentro del segmento es posible desarrollar una amplia variedad de innovaciones. Una de las áreas más recurridas es la de creación de nuevos productos y servicios o la mejora significativa de los preexistentes”, recalcó la Dra. Sheila Sánchez, docente e investigadora de Ostelea y también autora del informe.
Desde Ostelea escuela de management en turismo, se plantearon algunos de los retos a afrontar respecto al turismo rural y la innovación:
1. Crear y gestionar una oferta de calidad, respetuosa con el entorno y sus habitantes de forma sostenible.
2. Evitar la sustitución de actividades del sector primario por actividades turísticas, y preservar los saberes y los usos tradicionales de los recursos territoriales.
3. Promover la desestacionalidad del turismo rural y gestionar la estacionalidad para garantizar la viabilidad económica y reducir los impactos socioambientales negativos.
4. Combatir la brecha digital en el medio rural.
5. Implantar sistemas de inteligencia turística en el medio rural para incrementar el conocimiento sobre el destino, de forma que se mejore la toma de decisiones y el diseño de estrategias.
6. Fomentar nuevos modelos de negocio y de consumo en los diferentes establecimientos turísticos capaces de generar economía circular en los territorios.