“La fiebre es un síntoma que ayuda a identificar la localización y la causa de una afección real. No es un mal por sí misma y no debe generar mayor temor en los papás”, aseguró el doctor Humberto Rivera, médico pediatra docente de la Fundación Universitaria Sanitas.
Por esta razón, para conocer más sobre la fiebre, aprender a manejarla y saber en qué momento requiere de atención médica, siga estos cinco consejos:
1. Identifique oportunamente en qué momento aumenta el calor en el cuerpo. Para esto tenga en cuenta que un niño tiene fiebre si su temperatura es mayor a los 37,5 grados centígrados, cuando se toma en la axila, o superior a los 38 grados centígrados, cuando se toma en el recto.
2. Evalúe qué otros síntomas presenta el menor. Otro tipo de sintomatología acompaña la fiebre, como el escalofrío inicial, la piel de gallina y la formación de parches de la piel, así como el enrojecimiento de las mejillas, los ojos brillantes, el decaimiento, la respiración rápida y el incremento de la frecuencia cardiaca.
3. Disminuya la temperatura del niño con medios físicos. Recuerde que la fiebre es un síntoma y no una enfermedad. Por esta razón, para disminuir la temperatura es mejor aligerar la ropa del menor y ventilar el lugar. Si comienza a sentir escalofrío o presenta piel de gallina, hay que cubrirlo para evitar que la temperatura baje de forma abrupta.
4. Mientras se resuelve el episodio febril, el niño debe permanecer muy bien hidratado. Para ello es indispensable ofrecer más líquidos de lo habitual. Puede recibir leche materna si es menor de seis meses o las bebidas de la dieta normal si es mayor. También debe continuar con la alimentación habitual.
5. Consulte con el pediatra o servicio de urgencias cuando se presenten los siguientes casos. El niño vomita todo lo que come, no tolera los líquidos o su leche habitual, está irritable o somnoliento, si la fiebre persiste por más de 48 horas, si presenta una erupción o presenta sangrado.