En una operación de alto impacto, denominada “Victoria I”, la Policía Metropolitana de Cúcuta, en colaboración con las autoridades migratorias de Venezuela y Migración Colombia, logró la captura de Mauricio E., conocido en el mundo delictivo como “Quesero”, quien era el presunto cabecilla del grupo delincuencial “Los Costeños”. Esta captura se efectuó en el puente internacional Simón Bolívar, marcando un golpe significativo contra la estructura criminal que lideraba.
La detención de Mauricio E. se dio en territorio venezolano, donde fue sorprendido utilizando documentos de identidad falsos. Este hecho llevó a las autoridades venezolanas a expulsarlo hacia Colombia, donde fue arrestado tras verificarse que tenía cinco órdenes de captura vigentes. Los delitos que figuran en su prontuario incluyen homicidio agravado, fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, y concierto para delinquir agravado. Además, sobre él pesaba una notificación Azul de la Interpol, lo que subraya la gravedad de sus actividades criminales.
El reinado del terror de «Quesero»
“Quesero” es conocido por su larga trayectoria criminal, que supera los diez años, y su vínculo estrecho con alias “Castor”, otro reconocido delincuente. Su liderazgo dentro del grupo “Los Costeños” le permitió tener un control significativo en la ciudad de Barranquilla, figurando incluso en el volante de los más buscados de esa región.
Uno de los aspectos más alarmantes de su perfil delictivo era su capacidad de mantener alianzas estratégicas con otros líderes de organizaciones de narcotráfico en las regiones del Atlántico, Magdalena y La Guajira. Entre sus principales contactos se encontraba alias “La Negra”, con quien trabajaba en conjunto para financiar su estructura criminal. Esta colaboración facilitaba la recepción, transporte y envío de cocaína hacia países de Centroamérica y Europa, consolidando un entramado de crimen transnacional.
Mauricio E. también fue el responsable de fortalecer el brazo armado de “Los Costeños” a través del reclutamiento de ciudadanos tanto venezolanos como colombianos. Su objetivo era mantener la supremacía del grupo y confrontar a otras organizaciones rivales como “Los Pepes” y el “Clan del Golfo”, luchando por el control de las rentas ilegales derivadas del narcotráfico.
El rastro de violencia y extorsión
La influencia de “Quesero” en Barranquilla y sus alrededores dejó una estela de violencia marcada por la intimidación y el terror. Durante 2023, se registraron nueve masacres en el área metropolitana de Barranquilla, de las cuales al menos siete se atribuyen a su liderazgo en “Los Costeños”. Estos hechos resultaron en la muerte de 26 personas y lesiones a otras dos. Además, las operaciones de Mauricio E. se extendieron a la ejecución de homicidios selectivos, el cobro de extorsiones y el tráfico de estupefacientes en municipios como Soledad y Malambo.
El uso de granadas como herramienta de presión fue una de sus tácticas más temidas, empleada para garantizar el cobro de extorsiones que llegaban a sumar hasta 3.000 millones de pesos mensuales. Este método de intimidación le otorgaba control y poder sobre las comunidades y comerciantes, quienes vivían bajo constante amenaza.
Una violencia pública y ostentosa
La brutalidad y el carácter despiadado de Mauricio E. no solo se manifestaban en sus acciones, sino que también se reflejaban en la manera en que las exhibía. Videos de homicidios publicados en redes sociales evidencian su enfoque violento y la intención de sembrar miedo. Un ejemplo emblemático es el asesinato de alias “Checho 40”, integrante de “Los Pepes”, el 30 de octubre de 2022, en el que también fue ultimado un vigilante de un establecimiento comercial.
El desenlace de la captura
Tras su detención, a Mauricio E. se le leyeron sus derechos como capturado y fue trasladado a la Unidad de Reacción Inmediata de la Fiscalía. Posteriormente, un juez de control de garantías le dictó medida de aseguramiento consistente en detención preventiva en un centro penitenciario y carcelario, a la espera de su juicio.
La operación “Victoria I” se presenta como un éxito rotundo en la lucha contra el crimen organizado en la región, destacando la cooperación entre las autoridades colombianas y venezolanas. La captura de “Quesero” representa un golpe contundente a las actividades delictivas de “Los Costeños” y una esperanza de paz para las comunidades afectadas por su accionar.