La piel es el órgano más extenso del cuerpo y es el encargado de protegerlo de la temperatura, el sol y algunas bacterias. Desde los primeros años de vida, los niños se acostumbran a que las heridas se deben cuidar con agua y jabón para que sanen lo más pronto posible. Sin embargo, ¿Qué sucede con aquellas heridas que ponen en riesgo la integridad de un paciente?
Según Liliana del Pilar Pérez Parra, Especialista en heridas, Terapeuta Enterostomal de la Universidad del Valle y Coordinadora de Gestión Clínica en Innovar Salud, “Una herida se define como la pérdida de la continuidad de la piel y ésta puede ser clasificada de diferentes formas según el agente que lo causó, la profundidad, la cicatrización y el riesgo de infección. Una herida que no se cuide bien se puede infectar, aumentar de tamaño, presentar necrosis y llegar hasta el hueso causando una osteomielitis”.
Las mayores complicaciones en heridas, suelen aparecer en personas que están postradas en cama en su etapa final de la vida y en aquellas que se encuentran en proceso de recuperación de algún procedimiento quirúrgico. Para evitar complicaciones, al momento de cuidar una herida en casa, es fundamental tener presente estas seis recomendaciones:
1. Tipos de heridas: se clasifican en agudas y crónicas. Las agudas, son aquellas que tardan en cicatrizar entre 4 y 6 semanas, cuando superan ese periodo, se convierten en crónicas. Existen heridas causadas por punción, por laceración, abrasión, incisión, por penetración, contusión, hematomas o por una dehiscencia de una sutura.
2. Condición médica: es fundamental analizar la condición médica del paciente y sus patologías de base. Por ejemplo, si es un paciente diabético, se le deben controlar muy bien sus glicemias pre y post, y tomar los hipoglicemiantes orales o la aplicación de insulina según la orden médica, ya que es más susceptible a tener infecciones en sus heridas.
3. Lavar con agua y jabón: la mejor fórmula para limpiar una herida es utilizar agua y jabón líquido. No se debe aplicar ninguna sustancia que tenga algún color porque, en caso de necesitar asistencia médica, habría problemas para identificar la profundidad de la herida. Nunca se debe aplicar café, ésta es una creencia equivocada para controlar hemorragias.
4. Personas en condición final de vida: las personas que están prostradas en cama son más propensas a sufrir heridas por presión, las cuales se forman principalmente donde hay prominencias óseas, es decir en la región sacra y en los trocánteres. Estas son llamadas Lesiones de Kennedy que son un subgrupo de lesiones por presión, son de inicio repentino y que generalmente aparecen en el proceso de final de vida.
Es fundamental contar con un cuidador idóneo que se encargue de los cambios de posición cada 2 horas, humectar y lubricar la piel de forma suave y así evitar complicaciones
5. Acuda a un servicio médico: una herida que no se cuide bien puede generar una infección y aumentar su tamaño y profundidad hasta ocasionar una necrosis de los tejidos, lo que hace necesaria una hospitalización y valoración por parte de especialistas. Por lo tanto, ante cualquier complicación es fundamental acudir a la EPS o seguro médico, para que sea atendido por un profesional idóneo.
6. Otras recomendaciones: para que una herida sane correctamente, es importante mantener una dieta rica en proteínas y una adecuada hidratación. Ante la presencia de suturas por una intervención de un cirujano plástico, estas se deben proteger del sol por un espacio de 6 a 8 meses para evitar una mala cicatrización.
En el caso de hacer parte de un programa de clínica de heridas, no se deben retirar los apósitos, ya que pueden permanecer hasta 7 días en las heridas y ayudan a mantener un ambiente húmedo y controlan la infección según sea el caso.