Son casi las siete y media de la tarde en Afrodita Pole Dance Fitness Studio, cerca de la playa Venice, California, la puerta se cierra con fuerza, las luces se atenúan, y Gabrielle Gumbs, la instructora de baile, pone a sonar una canción de su mezcla de música de los años 90.
A medida que empieza la música, Anastasia, Triya y Katie lenta y rítmicamente se desplazan desde las paredes hacia los tres postes repartidos por toda la habitación. “Me siento como si estuviera en medio de una escena de Showgirls, o en el set de un video de Britney Spears” narra la escritora del equipo de Hustler TV Danielle Rose y cronista de este relato.
“Ellas estaban haciendo lo que se denomina como “freestyle” o estilo libre, afirma Gumbs, después de terminar la clase, mientras las chicas tomaban agua, sus suéteres y zapatos deportivos. “Siempre terminamos nuestras clases así. Es una buena manera de terminar las cosas”.
Entonces alguien estropea el agradable final asomando su cabeza por la puerta del salón y pidiéndonos que nos vayamos – la próxima clase está esperando. Pero a pesar que tuvimos que salir un poco más temprano de la clase, el pole dancing o el baile del tubo como locura del fitness está lejos de terminar.
En lugar de ir por el camino de la mayoría de las modas que se acaban tan rápido como llegan, el baile del tubo ha cobrado impulso en los últimos años. Rose sostiene que cuando hice una búsqueda en Google de los estudios de baile de tubo alrededor de mi casa, me sorprendió encontrar cuatro o cinco de ellos en un radio de tres o de cuatro kilómetros – de hecho esa cantidad era la que había esperado encontrar en toda la ciudad de Los Ángeles.
Lo que comenzó aproximadamente hace siete años como un nicho y una actividad un poco subterránea lentamente ha encontrado su camino hacia la popularidad, sostiene Gabrielle. Y ella acredita una buena porción de esa popularidad a cómo las clases de baile de tubo ofrecen a las mujeres un ambiente seguro para reunirse sin prejuicio o rivalidad.
“Y es divertido”, afirma Katie, quien ha tomado el baile en tubo de manera intermitente durante siete años. “Es uno de esos lugares donde las mujeres pueden reunirse en una manera desinhibida y realmente fortalecedora. Eso es muy importante. No hay muchos lugares en los que podamos hacer eso”.
Cada una de las chicas tomó el baile del tubo por diferentes razones. A Gabrielle su coach de actuación la hizo tomar una clase porque pensaba que el aprendizaje de la danza del tubo le haría menos consciente de sí misma y la volverla una actriz más segura y mejor.
“Y tenía razón” concluye ella.
Anastasia estaba buscando algo diferente que hacer. Mientras que para Katie, la inspiración surge de un viaje a Las Vegas.
“Estaba en una discoteca y este gorila se acercó a mí y me montó en una tarima y me dijo que bailara en el tubo. No tenía ni idea de qué hacer”, comentó, antes de estallar en carcajadas. “Ahora sí sé hacerlo”
Y lo que cada una de ellas obtienen de esto es mucho más que un entrenamiento – aunque téngalo por seguro que sí logra entretenerse uno.
“Hay que trabajar cada parte de tu cuerpo”, explica Triya, quien, con lo que parece ser un par de trucos de Cirque de Soleil en la manga, ha estado practicando el baile del tubo durante dos años y medio. “Tienes que cuidarte de los moretones también”.
En el sitio web del estudio, Gabrielle escribe cómo es importante “creer que eres hermosa, porque cuando te lo crees, lo mismo ocurre con todos los demás. El atractivo sexual viene de adentro”. Y afirma que todo el que pasa por su estudio sale sintiendo más confianza en sí mismo, en su cuerpo, y, en consecuencia, en su sexualidad.
“Sales con las sensación de que te puedes comer el mundo”, concluye.
Tan popular como puede ser el pole dancing, todavía no se ha convertido en tema de conversación cotidiana en los hogares.
“No me dejo llevar por esa información, pongámoslo de esa manera”, afirma Katie, riendo. Algunas de las chicas no le han dicho algunos miembros de sus familias y amigos, por temor a lo que puedan pensar. “Yo no hablo de esto en el trabajo. Esa es mi vida profesional. Esto es aparte”.
Luego está la cuestión de los chicos que piden actuaciones privadas.
“No. Soy muy estricta con eso”, confiesa Gabrielle. “Tienen que ganarse el derecho de ver una actuación. Tienen que ganárselo. No es algo que regalas fácilmente”.
Sin embargo, cualquiera que sean las implicaciones que aún se asocian al baile de tubo éstas han sido disipadas en gran medida en los últimos años. Conéctese a internet y encontrará una larga lista de concursos de baile de tubo. Incluso puede encontrar convenciones de esta danza.
Y mientras Gabrielle organiza la poco común actuación de las chicas en su salón de baile, esa no es la razón por la que ella enseña. Ella consigue una mayor satisfacción al observar el cambio en las personas que pasan a través de las puertas del estudio, al verlas cambiar a medida que crece su autoestima.
“Nunca es intimidante. Nos reímos de nosotras mismas todo el tiempo”, afirma Katie. “Honestamente puedo decir que estoy ahora en un punto en el que me siento probablemente en el momento más cómodo en el que me haya sentido en toda mi vida, y eso es gracias a estas clases”.
Sobre Danielle Rose
Danielle Rose emigró de Inglaterra a Los Angeles hace varios años, donde está basada en la actualidad como escritora del equipo de Hustler TV. Trayendo consigo una perspectiva única sobre las actitudes transatlánticas hacia el sexo, Danielle ha creído durante mucho tiempo que nuestra sexualidad debe ser celebrada, no sofocada.