El 30 de mayo es un día para conmemorar los 2,8 millones de personas que padecen esclerosis múltiple en el mundo. En Colombia la prevalencia es de 7 casos por cada 100.000 habitantes.
Algunos expertos afirman que la esclerosis múltiple es una enfermedad huérfana conocida, por esta razón es muy importante hablar de ella y de sus síntomas ya que pueden confundirse con los de la esclerosis lateral amiotrófica, aunque ambas son neurodegenerativas tienen consecuencias y pronósticos diferentes [2]. También es muy importante promover en las personas con Esclerosis Múltiple el estar empoderadas frente su enfermedad, y evitar pensamientos, sobre todo al principio de la enfermedad, de que van a ser personas con discapacidad, que no pueden planificar un futuro, hacer ejercicio, formar una familia o dejar de trabajar, pues existen tratamientos que les permiten continuar con un estilo de vida similar a la normalidad, a pesar de las limitaciones propias del diagnóstico.
La esclerosis múltiple es una enfermedad que afecta el sistema nervioso central, en su gran mayoría a mujeres jóvenes. Es una enfermedad desmielinizante, es decir, provocada por un daño en la mielina,un componente que cubre las neuronas y permite el intercambio de impulsos nerviosos y por tanto la comunicación entre ellas, hacia y desde el cerebro.
Los síntomas pueden aparecer y desaparecer en un corto periodo de tiempo, que generalmente supera las 24 horas, y pueden ser de diferente tipo. Por ejemplo: pérdida de la visión por uno o ambos ojos,visión doble, debilidad en la musculatura, fatiga, alteraciones de la sensibilidad como, por ejemplo, la sensación de hormigueo, así como problemas del habla, la memoria, el control de esfínteres y también dificultad para realizar movimientos o alteración de la coordinación.
«La esclerosis múltiple (EM) es la enfermedad neurológica no traumática que conduce a mayor discapacidad entre adultos jóvenes a nivel mundial. Es llamada también la enfermedad de las mil caras por la diversidad de síntomas con los que se manifiesta. El diagnóstico temprano, precoz y acertado facilita el acceso a tratamientos que cambian la historia natural de la enfermedad, impactando de manera positiva en la calidad de vida, inclusión social y funcionalidad de las personas con EM. Aunque no hay tratamientos curativos, los que existen permiten minimizar la discapacidad, otorgándole al paciente bienestar, esperanza y oportunidades para su proyecto de vida. El éxito del tratamiento depende de la adherencia a los medicamentos y de una relación cercana entre el neurólogo, el paciente y su red de apoyo».
Dra. Adriana Casallas Vanegas, neuróloga especialista en enfermedades desmielinizantes del sistema nervioso central.
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