El 25 de noviembre fue designado como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y, para conmemorar esta fecha y la lucha de todas aquellas mujeres que han sido víctimas, hablamos con Jineth Bedoya, periodista y directora de la campaña ‘No Es Hora De Callar’, para conocer más a fondo su historia y reflexionar sobre cómo se puede hacer frente a la violencia de género en la cotidianidad, a través de la construcción de una sociedad que sea consciente sobre este delito.
En el marco de la campaña ‘No Es Hora De Callar’, este 27 de noviembre a las 10:00 p.m. (hora Colombia), TNT estrena la miniserie LAS IGUANAS, una historia que nos enfrenta a la normalización del abuso y de las actitudes cómplices que viven las víctimas de abuso sexual, incluso en su círculo más cercano.
A continuación, la periodista comparte su experiencia en la lucha contra el abuso, destacando la importancia de respaldar a las víctimas mediante redes de apoyo y de reforzar la educación basada en el respeto a los demás.
E: ¿Cómo podemos ayudar, desde la cotidianidad, a las personas que han sido víctimas de abuso sexual?
JB: Lo primero para poder ayudar a quienes afrontan un abuso o acoso sexual, es ser conscientes de que este delito existe, que cualquier persona a nuestro alrededor lo puede estar afrontando y que, muchas veces, lo naturalizamos. Cuando entendemos lo que realmente está mal y que está agresión puede afectar a alguien de mi entorno, comenzamos a dejar de callar. En ese momento, buscar redes de apoyo y, sobre todo, hacerle entender a la víctima que no es el responsable de lo que le está ocurriendo es fundamental.
E: ¿Cuáles son los principales obstáculos que las víctimas de abuso sexual enfrentan al considerar denunciar sus agresores?
JB: Por un lado, la sociedad ha naturalizado la violencia sexual y el abuso, porque se considera que “eso es lo que tienen que afrontar las mujeres por ser mujeres”, lo que lleva a que haya temor a denunciar. Y, por otro lado, la impunidad, ya que son muy pocos los casos de abuso y violencia sexual que logran tener una resolución condenatoria. Estos factores, se combinan con la vergüenza y el temor de las víctimas a que no les crean, con la desconfianza hacia las organizaciones y entidades que pueden brindar respaldo.
Además, hay que reconocer que, como sociedad, tenemos una deuda histórica con las víctimas. Primero, porque ha existido una invisibilización de este delito que, afortunadamente, se reduce cada vez más. Y segundo, porque a través de muchos contenidos que se emitieron durante décadas, desde la televisión, la radio, los medios impresos y la publicidad, se contribuyó a normalizar la violencia sexual y la cosificación de las mujeres, haciéndonos creer que era algo “natural”.
Sin embargo, hoy los medios están más conscientes de su papel y responsabilidad social y es posible ver cómo, incluso desde las redes sociales, pueden impactar positivamente en la sociedad al prevenir y educar sobre este tipo de conductas delictivas.
E: ¿Cómo podemos educar en sociedad para que se entienda al abuso sexual como un delito?
JB: Indudablemente, la transformación de la violencia, el abuso y el acoso sexual, no solamente en Colombia, sino a nivel global, parte de la educación. El asunto es que debemos empezar ya para comenzar a crear una cadena de conciencia que cobije a todas las generaciones y podamos consolidar entornos seguros para las mujeres.
Aquí lo clave es entender que la violencia de género no es un asunto solo de nosotras, es un problema de todos y que entre todos debemos cambiar a partir del “RESPETO”. En esa medida, desde los medios tenemos la responsabilidad de contribuir a la concientización desde el respeto, para lograr la transformación como sociedad.
E: ¿Una víctima de abuso sexual a dónde puede dirigirse para hacer una denuncia en Colombia?
JB: El primer paso que debe dar una víctima de abuso sexual es contarle a alguien cercano y quitarse el temor o la vergüenza sobre el qué dirán, porque ese miedo es la primera barrera autoimpuesta que impide denunciar. En el caso de Colombia, la línea nacional #155, de la Policía Nacional, es la herramienta más poderosa que tienen las víctimas para recibir orientación. Desde allí se direccionan los casos y se brindan garantías de seguridad a las mujeres. Del otro lado de la línea, las personas podrán hablar con un abogado, un psicólogo, un trabajador social o un orientador que puede, además, reconfortar a la víctima para que sepa que no está sola.
E: ¿Cuál es tu visión a largo plazo para esta campaña y para la lucha contra el abuso sexual en Latinoamérica?
JB: Desde ‘No Es Hora De Callar’ esperamos poder consolidar todos los procesos que hemos iniciado para generar conciencia en la sociedad. La idea es encontrar más aliados, desde el Gobierno, organizaciones multilaterales, sector privado, entre otros, para que se unan a nuestro propósito de ayudar a quienes han sido víctima de abuso y violencia de género.
Queremos ampliar nuestro impacto haciendo entender que la violencia afecta a toda la sociedad, no solo a las víctimas directas. Ese es el sentido de hacer todo esto y de decir ‘No Es Hora De Callar’: concientizar, a través de redes de comunicación, programas y mensajes, lo necesario que es hablar, rodear a las víctimas y brindarles todo el apoyo y las garantías que se requiera para su seguridad. Porque, aunque la violencia sexual es un delito más común y frecuente de lo que se piensa, nunca debe ser naturalizado o silenciado.