En julio de 2018, en la ciudad española de Valencia, tuvo lugar un hecho de discriminación en contra de una persona con habilidades distintas, que despertó la indignación de varias organizaciones y colectivos locales, y que, a su vez, llamó la atención de buena parte de la opinión pública con respecto a una condición y/o conducta prácticamente desconocida hasta entonces: la disfobia.
Según denunció en su momento el Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de la Comunidad Valenciana (Cermi CV), el dueño de un restaurante de la ciudad impidió la entrada a un comensal en silla de ruedas, argumentando que no disponía del espacio suficiente para atenderlo, ya que el lugar se encontraba lleno.
No obstante, cuando agentes de la Policía lo requirieron para atender las quejas de los demás clientes, este cambió su versión aduciendo que había sido por el respirador artificial, más no por la silla de ruedas, el motivo por el cual había negado el ingreso a esta persona, pues consideraba que este aparato podría generarle complicaciones durante la comida y que por eso quiso evitar mayores problemas.
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